La presidencia del primer Presidente negro de los Estados Unidos de América llegó a su fin y su legado al mundo debe ser motivo de admiración y celebración. Barack Obama cambió el pensamiento mundial al amanecer del siglo XXI, derrotando con su carisma y convicción política de un país sin color, la perenne lucha racial en la sociedad estadounidense, lo que le hizo ganar el Premio Nobel de la Paz.
La huella política de Obama en Washington DC es inmortal, porque gobernó sin límites de compasión para brindar un mejor futuro a un pueblo hundido en una crisis económica profunda y con determinación para proteger a este país contra sus enemigos. Su política económica sacó de la bancarrota a muchas empresas, incluyendo a las automotoras más importantes del país, le otorgó hogar a quienes perdieron o estaban por perder sus casas a razón de la mal práctica bancaria; su política social le brindó tratamiento de salud a quienes no lo merecían bajo el depredador sistema de salud privada y enfrentaban la muerte sin asistencia médica, deportó como nadie antes a quienes no deben vivir en este país, y su política exterior atacó al terrorismo y a las dictaduras en el Medio Oriente con el mayor éxito jamás alcanzado por otro Presidente, destruyendo a Al-Qaeda, diezmando a ISIS y acorralando a Rusia.
En la Casa Blanca, los Obamas dejan una estela familiar llena de dignidad, incomparable a otra familia presidencial por sus orígenes y visión de país. Tanto Barack como la Primera Dama, Michelle, han sido un ejemplo clásico de una familia que hace del matrimonio una aspiración fenomenal para toda generación de estadounidenses. Sus convicciones políticas y respeto a las libertades que impone la Constitución de la República han hecho que este país crezca humanamente.
En 2017, el presidente Obama entrega un país mejor que el que recibió en 2009. Ocho años de gobierno demócrata ha hecho que Estados Unidos surja económicamente y sea más seguro, todavía inspirador para conquistar el sueño americano. Aun así, la gran deuda política demócrata y que Obama deja en esta década presidencial es imperdonable para el latinoamericano indocumentado que merecía una reforma migratoria que le brindara residencia permanente y un camino a la ciudadanía. Pero, ningún gobierno en el mundo es perfecto.
Para quienes hemos disfrutado la bonanza económica y política de Obama, nos queda agradecerle. Sus políticas públicas han salvado vidas en el mundo, han protegido el planeta y han hecho de la esperanza del sueño americano en nuestra economía una realidad. El legado de Barack Obama será analizado por siglos, porque es un ser humano único. Hizo de esta nación un ejemplo mundial, dedicando su vida política para el bienestar del planeta y como Presidente del país más poderoso del mundo se comportó como un clásico caballero, como los más enormes líderes políticos de nuestra historia, quien respetó a todo ser humano y tuvo la visión de hacer crecer la democracia.
Estados Unidos termina un ciclo político de grandeza, gracias Presidente Obama por mantener a esta gran nación unida. ¡Albricias!
La huella política de Obama en Washington DC es inmortal, porque gobernó sin límites de compasión para brindar un mejor futuro a un pueblo hundido en una crisis económica profunda y con determinación para proteger a este país contra sus enemigos. Su política económica sacó de la bancarrota a muchas empresas, incluyendo a las automotoras más importantes del país, le otorgó hogar a quienes perdieron o estaban por perder sus casas a razón de la mal práctica bancaria; su política social le brindó tratamiento de salud a quienes no lo merecían bajo el depredador sistema de salud privada y enfrentaban la muerte sin asistencia médica, deportó como nadie antes a quienes no deben vivir en este país, y su política exterior atacó al terrorismo y a las dictaduras en el Medio Oriente con el mayor éxito jamás alcanzado por otro Presidente, destruyendo a Al-Qaeda, diezmando a ISIS y acorralando a Rusia.
En la Casa Blanca, los Obamas dejan una estela familiar llena de dignidad, incomparable a otra familia presidencial por sus orígenes y visión de país. Tanto Barack como la Primera Dama, Michelle, han sido un ejemplo clásico de una familia que hace del matrimonio una aspiración fenomenal para toda generación de estadounidenses. Sus convicciones políticas y respeto a las libertades que impone la Constitución de la República han hecho que este país crezca humanamente.
En 2017, el presidente Obama entrega un país mejor que el que recibió en 2009. Ocho años de gobierno demócrata ha hecho que Estados Unidos surja económicamente y sea más seguro, todavía inspirador para conquistar el sueño americano. Aun así, la gran deuda política demócrata y que Obama deja en esta década presidencial es imperdonable para el latinoamericano indocumentado que merecía una reforma migratoria que le brindara residencia permanente y un camino a la ciudadanía. Pero, ningún gobierno en el mundo es perfecto.
Para quienes hemos disfrutado la bonanza económica y política de Obama, nos queda agradecerle. Sus políticas públicas han salvado vidas en el mundo, han protegido el planeta y han hecho de la esperanza del sueño americano en nuestra economía una realidad. El legado de Barack Obama será analizado por siglos, porque es un ser humano único. Hizo de esta nación un ejemplo mundial, dedicando su vida política para el bienestar del planeta y como Presidente del país más poderoso del mundo se comportó como un clásico caballero, como los más enormes líderes políticos de nuestra historia, quien respetó a todo ser humano y tuvo la visión de hacer crecer la democracia.
Estados Unidos termina un ciclo político de grandeza, gracias Presidente Obama por mantener a esta gran nación unida. ¡Albricias!
*Presidente Comisión Cívica Democrática