Columnistas

Gentes y paisajes de Honduras

Pese a su limitado territorio, nuestro país posee diversidad étnica, cultural, geográfica, climática, con un gran potencial turístico que aún aguarda por su desarrollo integral, en armonía con el medio ambiente.

Paradójicamente, aquellas(os) ambientalistas que defienden nuestro patrimonio ecológico son víctimas de la represión cuando no de la muerte, tal como lo confirman los informes de derechos humanos 2021 recién elaborados por Aci Participa y Naciones Unidas.

Factores diversos militan adversamente en contra de nuestra industria turística: ausencia de una cultura colectiva amistosa y hospitalaria hacia el visitante -sin tratar de aprovecharse de él-, insuficiente estructura hotelera que brinde comodidades a precios razonables en cualquier época del año, caminos de acceso con adecuada señalización que oriente al viajero cómo llegar a destino, inseguridad y violencia contra personas y bienes, acelerada deforestación, que incluso ha destruido la mitad de la Biósfera del río Plátano, acumulación de desechos sólidos en carreteras, inexistencia de comodidades para el descanso temporal de viajeros -incluyendo facilidades sanitarias-, insuficiente promoción de nuestros atractivos turísticos por parte de nuestras representaciones diplomáticas.

Si logramos solventar estos obstáculos se incrementaría significativamente el monto de divisas captadas.

Pese a ello, Honduras ofrece al visitante local y extranjero múltiples escenarios: paisajes, sabores, colores “del uno al otro confín”.Mencionemos algunos: Golfo de Fonseca y su archipiélago, Islas de la Bahía, Cayos Cochinos, Lancetilla, Pico Bonito, La Entrada, Tenampua, Ruinas de Copán, Comayagua, La Tigra, Trujillo, Tela, Lago de Yojoa, Taulabé, Talgua, parques nacionales, pueblitos pintorescos en estas “tierras de pan llevar”.

Quien opte por permanecer en su hogar durante esta Semana Mayor, utilice esta oportunidad para meditar, leer, escribir, escuchar música y encontrarse consigo mismo. Y quien profesa creencias religiosas, para orar y visitar templos, procesiones.

Que todo compatriota se proponga, a partir de ahora: priorizar el conocer los cuatro puntos cardinales de la patria antes de recorrer tierras, mares, cielos de otras latitudes. Solo entonces viajar hacia la rosa náutica del istmo, de América, del mundo.

De esa manera, valorará lo nuestro, apuntalando su sentido de identidad nacional, prometiéndose a sí mismo hacer del hogar común una nación compasiva, humanitaria, digna, honorable, solidaria, despojada de una vez y para siempre de lacras y miserias que la humillan, degradan, saquean.

Así alcanzaremos eventualmente a recuperar la nación por la cual vivieron y murieron nuestros próceres y mártires.