“(...) Posees todos los atributos de un demagogo; un chillido, una voz horrible, una naturaleza perversa y tergiversada y el lenguaje del mercado. En ti todo está unido, lo cual es necesario para gobernar”. Aristófanes. Comediógrafo griego (444-385 a.C.).Pareciera que Aristófanes tuviera medidos al centímetro a muchos de los actuales ministros del gabinete de la presidenta. Genial, agudo, observador, cómico y veraz, mostraría al público en su comedia “Los caballeros” que, los que al final guiaban al pueblo no eran personas de alta moral, decentes o instruidos, sino simplemente bribones porque los bribones se necesitan para ocupar esos puestos.
Varios ministros, hombres y mujeres (ahora tenemos que recordarle al gobierno de turno que solo existen dos géneros), viven sus días consumiéndose en las redes sociales, desesperados por hacer fielmente su papel de bribones. Desde ese espacio virtual, irreal y ficticio aparentan que trabajan de sol a sol por la causa refundadora, defendiendo con uñas y dientes a su jefa, insultando, descalificando, bloqueando a cuanto cibernauta ose señalar los tempraneros errores de su izquierda rancia, apestosa y anacrónica.
En un ambiente serio de trabajo estos personajes ya estuvieran despedidos, porque ningún empresario quiere que sus empleados gasten su tiempo en Facebook o Twitter o cualquier otra red social, mientras hay tanto qué hacer. De acuerdo con las horas en que comienzan a publicar en estos espacios virtuales, se deduce que invierten entre cinco y seis horas diarias consultando post, tweets y diversas publicaciones de terceros y reaccionando a muchas de ellas en las diversas redes, por lo que se concluye que literalmente estos ministros están “enredados” y dominados por ellas. Su trabajo es apenas visible o casi nulo.
Ellos creen que en Honduras la vida pasa y se desarrolla en las redes sociales y no en la vida real. Quieren administrar la cosa pública vía Twitter o Facebook: Siembran árboles virtuales, entregan ayudas virtuales, manejan empleados virtuales, dan órdenes virtuales, hablan con personas virtuales. Eso sí, los salarios que cobran no son virtuales. Aparte de estos bribones empleados, existe un ejército de “trolls” y de cuentas falsas al mejor estilo del anterior ocupante de la poltrona principal del país que son los que secundan y atacan a cuanto disidente encuentran a su paso.
Todo pagado con el dinero que nos expolian a manos llenas.Y para terminar su trabajo bribonesco en las redes sociales estos hacen gala de una las frases más célebres de Aristófanes que reza: “Mezcla y amasa todo el negocio del estado como lo haces con tus salchichas. Para ganar a la gente, siempre cocínalas con algo sabroso que les guste”, refiriéndose a la manipulación de la sociedad, sin importar si las salchichas son como las que nos venden en los supermercados del país, una bazofia descarnada, todo esto sazonado con el profano lenguaje del mercado.
Hay que exigirles a los bribones de las redes que trabajen, recordándoles que desde estos espacios virtuales no se cambiarán las difíciles circunstancias actuales ni se combatirá la horrible historia de un partido cleptócrata que gobernó con la Kakistocracia del país. Demuestren que pueden ser mejores: ¡hagan algo! Siembren un árbol, enloden sus botas, suden sus rollizos cuerpos, dejen el show y los insultos, no selfis, dejen el canasto a un lado, libérense de las ataduras de las redes y ¡trabajen!