Columnistas

Negligencia punible, conspiración o corrupción incorregible

Nos despertamos cada día esperando impacientes la noticia del momento. Los hondureños bien nacidos, deseamos fervientemente que los medios de comunicación nos transmitan información fresca, esperanzadora, que nos tranquilice; la realidad es siempre otra, las escasas noticias sobre algún acontecimiento de tercera importancia, donde aparece nuestra gobernante cortando entusiasmada cintas bicolor, entonando nuestro Himno Nacional (donde para satisfacción general, últimamente vemos a los funcionarios acompañantes cantando, con la mano sobre el corazón y no levantando el brazo con el puño amenazador al estilo nazi). Las escasas noticias positivas suelen ser aterradas por esos otros acontecimientos que sólo sirven para acumular más vergüenza, temores, bochornos y frustraciones.

Ayer, viernes, las tres noticias que empañaron el escenario nacional, fueron la que divulgó una cadena de radio en relación con una supuesta “carta de intenciones” suscrita por el gerente de la Empresa Nacional Portuaria (ENP) en la que compromete en principio al Estado en la realización de megaproyectos de infraestructura con una empresa China de dudosa reputación por sus antecedentes en otras partes del mundo. Aunque una “carta de intenciones” es sólo eso, una manifestación de voluntad de una de las partes de realizar alguna obra de importancia, todos sabemos que estas han sido utilizadas como instrumento, más para abrir portones de corrupción porque no solo evitan pasar por el ojo escrutador de los pocos diputados responsables en el Congreso Nacional, si no que se utilizan para permitir la contratación directa con la justificación de la urgencia, evitando así, el mecanismo constitucional de la licitación pública. El decreto medio mañosito creado para dar vida a un empírico comité ad hoc, liderada por el Benjamín de la familia, para la estructuración integral de un proyecto monstruoso como es el ferrocarril interoceánico, también tiene un olor nauseabundo. Se ha vendido tanto el ferrocarril, que el hondureño sólo visualiza un par de rieles sobre unos cuantos miles de durmientes, sin tomar en consideración la magnitud de las obras colaterales como las dos terminales portuarias en Amapala y Castilla. Estas obras necesarias serán, quizás, más grandes que el ferrocarril mismo.

La tercera noticia, es la abominable utilización de un niño para introducir droga a su padre encarcelado. El filmado que presento la PMOP, es más que elocuente, un niño de esa edad no visita a su padre en los brazos de su madre, se ve con claridad la acción de tres personas ocultando la manipulación del muchacho para extraerle supuestamente la droga. Nada nuevo nos informa el coronel, la anarquía imperante en nuestros centros penitenciarios es crónica, nos comieron el mandado los reclusos y las únicas soluciones han sido siempre el cambio de responsables, saltando de policías a civiles a militares y de regreso sin atacar las verdaderas causas operativas y de infraestructura que propician estos acontecimientos.

¡YA BASTA!