Lo que faltaba en el país. Las muertes generadas por las mototaxis ya empiezan a contar, aumentando las cifras de personas fallecidas por eventos viales.
El 10 de septiembre reciente en la colonia 1 de Diciembre de Comayagüela, una mototaxi conducida por un imprudente empujó a una madre y a su niña a una quebrada con el saldo de que la menor Milagro Ramos fue arrastrada por la corriente y pereció ahogada.
16 días después, en Choloma, Cortés, una colegiala murió cuando la mototaxi en que iba para su centro de estudios no pudo detenerse debido a la alta velocidad con que era guiada y fue a impactar en un camión.
Bastan estos dos hechos lamentables y tristes para reflexionar sobre el control que debe existir sobre este nuevo servicio de movilización, que según fuentes del Instituto Hondureño del Transporte Terrestre (IHTT) ya posee más de nueve mil unidades en todo el país.
Es notorio que en los últimos años se ha dado un incremento descontrolado de las mototaxis a nivel nacional, aumentando el caos en el transporte público en los centros urbanos. Solo en el Distrito Central se han detectado unos 1,200 vehículos de este tipo, en 97 puntos.
Comenzaron cubriendo un vacío en las periferias y ahora ya recorren los bulevares, las vías rápidas y al menor descuido llegarán al centro de la ciudad. Incluso, en el interior del territorio se les aprecia en las carreteras, todo esto sin que haya una autoridad competente que les ponga un alto.
Por la falta de inspección en su operación, muchas veces las mototaxis caminan con exceso de pasajeros poniendo en riesgo la vida de los usuarios y al circular en zonas no autorizadas también se vuelven una amenaza para los demás transeúntes.
Extraoficialmente, EL HERALDO conoció que el IHTT tiene listo para su aprobación un reglamento encaminado a legalizarlas y controlarlas, pero la tarea no debe quedar solo en un registro, deben designárseles las zonas de operación y ejercerse una estricta vigilancia, previniendo que se conviertan en máquinas de muerte.