Con la muerte el viernes pasado del profesor Rafael Pineda Ponce, la clase política hondureña perdió a uno de sus baluartes, a uno de sus referentes, quien, de una u otra forma, contribuyó decisivamente a la construcción de la nación que hoy tenemos.
Durante más de una treintena de años, Pineda Ponce, quien había nacido el 18 de agosto de 1930 en San Miguelito, Intibucá, fue uno de los prohombres que dejaron su impronta marcada de forma indeleble, no solo como formador de formadores en el campo de la educación sino también en el campo político y burocrático, donde deja una estela de constancia, perseverancia y pleno respeto al sistema en que vivimos los hondureños.
Por eso, y por mucho más, no son de extrañar los emotivos discursos que al momento de reencontrarse con la tierra fueron pronunciados el sábado tanto por sus correligionarios del Partido Liberal, como por líderes de las demás fuerzas políticas y las muestras de cariños de diferentes sectores de la sociedad hondureña, incluyendo a maestros jubilados que fueron beneficiados con su accionar como legislador.
Pineda Ponce fue diputado desde 1981, cuando se instaló la Asamblea Nacional Constituyente que dio vida a la actual Constitución de la República, y entre 1998 y 2002 fue titular del Poder Legislativo, cargo desde el cual lanzó su candidatura presidencial en 1997.
También fue el primer ministro de Educación en el gobierno de José Manuel Zelaya Rosales y, finalmente, ocupó el cargo de ministro de la Presidencia en el régimen interino de Roberto Micheletti.
De discurso florido, trato afable y conciliador por excelencia, Pineda Ponce tuvo la virtud incluso de poder contrarrestar el desborde de las pasiones que a veces se manifiestan en la lucha política vernácula.
De una u otra forma, Rafael Pineda Ponce, como otros grandes líderes del Partido Liberal, del Partido Nacional y del sector militar, es de los grandes contribuyentes para la conformación de la Honduras de hoy.
Para quienes lo consideran el prototipo del hombre correcto, de la clase de políticos que necesitamos para seguir en el avance del sistema democrático y de libertades y oportunidades, Rafael Pineda Ponce es el ejemplo a seguir.
¡Que en paz descanse!