Hace unos días el diputado nacionalista Óscar Nájera declaró a medios de comunicación que en política todo se puede. Estas afirmaciones no hay que dejarlas pasar desapercibidas. ¿Que en política todo se puede querrá decir que se puede matar a alguien que se interpone en el camino para llegar a un cargo de elección popular? ¿Querrá decir que se puede robar los dineros de las instituciones del Estado para financiar campañas? ¿Querrá decir que es permitido mentirle y engañar al pueblo? ¿Significará que en aras de alcanzar los objetivos personales o de partido se puede violar la Constitución y las leyes cuantas veces dé la gana?
Así entiende la política el diputado Nájera, un espacio donde no hay ley, ética, moral ni principios normativos. Que todo es relativo dependiendo de las conveniencias del momento. Es verdad que en la práctica cotidiana de Honduras muchas de las señaladas afirmaciones son de uso corriente, pero es precisamente a ese tipo de visión política a la que la sociedad debe oponerse y rechazar.
Son los funcionarios serviles al partido de gobierno los que de tiempo en tiempo acostumbran a salir con declaraciones tan desafortunadas como esa, no son nuevas ni exclusivas del partido en el poder, ya en el pasado un tristemente célebre diputado liberal dijo que la constitución había que violarla cuantas veces fuera necesario. También hubo otro cachureco que dijo que si el cielo y el mar eran azules pues entonces todos los empleados públicos debían de ser solo del Partido Nacional.
La nación está en tan tristes y lamentables condiciones porque muchos políticos, especialmente de los partidos tradicionales, piensan como el diputado Nájera. En la política democrática moderna, en la decente, no todo se vale. Sí se vale lo que beneficie de verdad al pueblo, se vale todo lo legal, lo que no contradiga las leyes ni la ética, se vale todo lo que es transparente y legítimo. Luchemos por adecentar la política.
