Con gran indignación todos los hondureños hemos sido testigos del gran “compromiso y buena voluntad” en solventar las necesidades apremiantes de los “padres de la patria”, que hace unos días casi venden en pedazos el territorio nacional con las benditas “ciudades modelo”, lo que solo se logró detener por la reacción de diversos sectores beligerantes.
No habían pasado ni 24 horas y los “honorables” representantes -a saber de quién- lanzaron un nuevo zarpazo en contra del pueblo al consumar a escondidas, al estilo de los delincuentes comunes, el negocio de sus vidas con el alquiler de lanchas para custodiar las costas hondureñas arguyen ellos, por la módica cantidad de 1,200 millones de lempiras.
Semejante desperdicio de dinero bien podía haber servido para pagarles los sueldos atrasados a los maestros, comprar medicinas a los hospitales públicos, reconstruir las carreteras destruidas, ampliar la merienda escolar, reconstruir las escuelas destruidas y dotarlas de material pedagógico, otorgar financiamiento a la micro y pequeña empresa, a los agricultores. En fin, las necesidades son ilimitadas y los recursos pocos.
Ha llegado la hora de que expulsemos del Congreso Nacional a muchos apátridas con el voto consciente en las próximas elecciones internas y generales.
Compatriotas: tomemos las riendas de nuestro propio destino y no permitamos que grupos de aventureros políticos ambiciosos, coludidos con grupos de poder mezquinos, continúen hundiéndonos a los ciudadanos, reflexionemos e investiguemos para que no continuemos eligiendo a diputados, alcaldes y otras autoridades por simples emociones, porque no nos merecemos que nos sigan hundiendo más.