Ahora que se habla de los efectos de la primavera árabe y sobre los enfrentamientos entre chiitas y sunitas, las dos ramas del islam en los países del Oriente Medio y en los del denominados del Arco del Islam, cobra trascendencia el libro “Las identidades múltiples del Oriente Medio”, del historiador inglés Bernard Lewis, editado por Siglo XXI España Editores de Madrid. Un libro que condensa un análisis histórico sobre las evoluciones de las identidades en las culturas del Oriente Medio, y sobre todo acerca de las visiones que tienen sunitas y chiitas sobre asuntos políticos y religiosos.
Lewis es un destacado profesor de historia de la Universidad de Princeton, experto en temas del Oriente Medio y en Asuntos Islámicos. En su libro hace un riguroso estudio sobre las bases teóricas del fundamentalismo islámico, las configuraciones étnicas y lingüísticas, y por ende, las influencias extranjeras que se han tenido en los conceptos de Estado, país y nación.
Examina con sabiduría los dominios y las influencias políticas que ha tenido Europa en la región, y cuando hablamos del Oriente Medio nos estamos refiriendo a la región que va desde Siria hasta la frontera entre Irán y Afganistán, incluyendo los países de la península arábiga: Irán, Irak, Arabia Saudita, Jordania, Líbano, Israel, Siria, Libia, Egipto, la franja de Gaza; y los del Magreb: Argelia, Libia, Marruecos y Túnez, al igual que otros del denominado Arco del Islam que va desde Somalia hasta Indonesia.
Muestra cómo para nosotros los occidentales a veces resulta complicado comprender muchos aspectos de las diversidades culturales y religiosas del mundo musulmán, en donde ni la nacionalidad ni la ciudadanía son fuerzas de cohesión identitaria, sino que es la pertenencia a la comunidad religiosa la que determina la identidad de los individuos.
Y más aún cuando el islam es el principal fundamento de la identidad y a la vez la principal afirmación de lealtad, en la cual no es la adhesión a la creencia y a la doctrina lo más importante sino la lealtad a los principios religiosos lo que determina el accionar de los individuos. En su opinión de allí parte la existencia de la arraigada tradición en el mundo musulmán de sometimiento incuestionable a la autoridad como también subsiste la tradición de rebelión contra la autoridad que se perciba como injusta o ilegítima.
Analiza como en el islam abundan normas que gobiernan el inicio, el desarrollo y el fin de las hostilidades y que tratan cuestiones tan específicas como el comportamiento con los prisioneros y con las poblaciones conquistadas, el castigo a los espías, la utilización de los bienes del enemigo y la adquisición y distribución del botín.
Explica que no es difícil encontrar una justificación religiosa y jurídica, tanto para la guerra como para la paz con los infieles, ya que para un musulmán el profeta fundó y ejerció una forma de gobierno y como gobernante promulgó leyes, dispensó justicia, estuvo al mando de ejércitos, declaró la guerra, firmó la paz, cobró impuestos y llevó a cabo todas las demás cosas que lleva a cabo un gobernante.
Y concluye que a pesar de que la identidad islámica no es monolítica en todos los países, es una fuerza determinante del poder político y económico en el mundo musulmán, debido a que en la teoría musulmana, la iglesia y el Estado no son instituciones separadas ni separables, en virtud de que para ellos el Estado islámico es un bien divino, ordenado por la ley sagrada para promulgar la fe de Dios.
Un libro que recomiendo leer, en virtud de que el islam es una religión que crece a pasos agigantados en el mundo y el hecho de que sea la segunda religión con más adeptos y la de mayor dinámica de crecimiento, se ha convertido en una poderosa arma política, religiosa y militar que está alienando a millones de adeptos en el mundo que luchan contra todo lo que consideran como ejes del mal.