Los estadounidenses han acuñado una famosa frase cuando hacen referencia a la posibilidad de resolver un problema bajo un esquema no tradicional o convencional y entonces dicen que debemos “pensar fuera de la caja”.
A lo que esto se refiere es a la habilidad de poder identificar posibles soluciones a un problema que el ser humano común no puede ver, pues su visión se limita a un espacio reducido de opciones encasilladas en un cuadrado del cual no puede salirse, por una u otra razón.
Las grandes soluciones implican necesariamente grandes riesgos y por esto, es común entre los empresarios escuchar decir que “quien no arriesga no gana”.
Otra frase célebre para identificar la virtud que puede tener el que osa desafiar las reglas establecidas o los parámetros comunes y lanzarse a ser el primero es que, “el que pega primero pega dos veces”.
Cuando Jean Monnet* le dio pensamiento a la solución que evitase el desencadenamiento de un nuevo conflicto mundial después de la II Guerra Mundial, considerando las condiciones comerciales que impedían evitar fricciones entre Francia y Alemania producto de la producción y venta de carbón y acero, ideó un esquema bajo el cual ambos estados, rivales en una confrontación de proporciones históricas hasta hace algunos meses, se convirtieran en aliados comerciales y crearan la Comunidad del Carbón y del Acero, preludio de la ahora Unión Europea.
Las ideas innovadoras usualmente son confrontadas al inicio por los incrédulos o los conservadores que, con mentalidad estática, no permiten que el mundo evolucione. Es difícil para estas personas poder entender, mucho menos concebir ideas transformadoras, que se salgan fuera de los paradigmas y dogmas bajo los cuales han sido formados o educados.
La creación de las zonas especiales de desarrollo en Honduras es, probablemente, después de la creación del Sistema de Integración Centroamericano (Sica), la idea más revolucionaria que se ha propuesto en la región y si se implementa en Honduras podría significar el doble golpe del que pega primero y que seguramente será seguido por los demás detrás de la estela de éxito que, de ser bien manejadas, muy seguramente tendrán.
La concepción de que este esquema de inversión, transformación y desarrollo violenta la soberanía nacional, es fácilmente superado cuando se conoce, por ejemplo, el alcance del Sica, al cual ya pertenecemos, creado en el Protocolo de Tegucigalpa en 1991, y en el cual ya existen órganos supranacionales, tales como la Corte Centroamericana de Justicia, a la cual todos los Estados miembros se han sometido desde que suscribieron dicho instrumento regional.
La sumisión, entonces, a jurisdicciones alternas a la ordinaria no es desconocida para los países de la región, en cuyas legislaciones todos contemplan medios alternos para solucionar diferencias, tales como el arbitraje nacional e internacional, que implican el sometimiento de las partes a otras jurisdicciones especiales y, en algunos casos, a otras legislaciones.
En un país en donde la promesa de brindar a sus ciudadanos una sociedad con justicia, libertad, cultura y bienestar económico y social, es solo eso, una promesa; debemos empezar a pensar fuera de la caja y aventurarnos, dentro de la legalidad, la cordura, la inteligencia y la razonabilidad a intentar nuevos esquemas, que como decimos no son ajenos a la región y que como la integración centroamericana desde su nacimiento en el siglo XIX han sido modelos para otras sociedades que, como la europea, han tomado las ideas de nuestros grandes pensadores y las han replicado exitosamente.
Si el nombramiento de las personas que integren los órganos contemplados en la Ley de creación de las ZEDES se hace con patriotismo y se elige con base a idoneidad y si el Consejo de la Judicatura cumple su papel de seleccionar jueces y magistrados capaces, idóneos e íntegros, seguramente se logrará el objetivo de crear espacios en Honduras atractivos para la inversión que servirán como modelos para replicarlos en todo el país y, por qué no decirlo, en toda la región centroamericana. Después de todo, quién en el continente americano querrá invertir en Singapur, Corea del Sur o Hong Kong, teniendo en Honduras una alternativa similar a pocas horas de vuelo.
*”No habrá paz en Europa, si los Estados se reconstruyen sobre una base de soberanía nacional (...) Los países de Europa son demasiado pequeños para asegurar a sus pueblos la prosperidad y los avances sociales indispensables.”