Brad Bellomo es un artista del tatuaje, inclusive cuenta con su propio estudio donde realiza diversos trabajos, además de tener varios tatuajes en el cuerpo.
Pero, ¿por qué llamó tanto la atención la última imagen que agregó a su larga lista de tatuajes, la cual es una pequeña y garabateada fresa...?
La razón es porque la autora fue su hija de cuatro años que, según su padre, esperó seis meses para poder hacérselo.
La niña, quien está plenamente identificada con el proceso, porque ha visto a su padre hacerlo en repetidas ocasiones, no tuvo miedo e insistió a su papá que quería probar y hacer uno.
“Algunos de mis amigos tienen hijos de seis años de edad a quienes jamás dejarían acercarse a una máquina de tatuajes, pero mi hija ha estado expuesta a esto por tanto tiempo que ella entiende lo que es', asegura.
'Sabe qué es una aguja, me ha visto hacer un tatuaje. No es un proceso sangriento, yo tengo un mano limpia y ligera, lo que nunca la ha asustado”, dice Brad.
De acuerdo a su padre, Chloe se esmeró en el diseño, la fresa, la cual dibujó arduamente y está inspirada en el apodo “Berry Wu”, que le pusieron sus padres cuando era bebé.
Para realizarlo, su padre controló el pedal mientras Chloe le daba duro a la aguja, y en realidad el resultado no está tan malo. ¿Usted qué opina? ¿Dejaría a sus hijos hacerle uno?