Una nueva etapa se empieza a escribir en la historia de San Pedro Sula. Después de seis décadas, lo que parecía imposible se volvió realidad.
Se ha cerrado el centro penal de San Pedro Sula, Cortés. Sus viejas paredes no serán nunca más testigos del desorden y la corrupción que ahí reinaba.
La noticia del cierre no solo fue bien recibida por los vecinos, comerciantes y fuerzas vivas de la capital industrial.
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También el sector empresarial, la academia y el resto de la sociedad hondureña lo toman como una gran victoria para Honduras y una sabia y valiente decisión del presidente Juan Orlando Hernández.
Las reacciones
El alcalde sampedrano, Armando Calidonio, asegura que “San Pedro Sula agradece el cierre del centro penal. Hoy marcamos una nueva era y decimos juntos: San Pedro Sula va cambiando”.
Esta ciudad ya no tiene una bomba de tiempo. Injustamente la ciudad fue calificada como la más violenta del mundo, ahuyentando el turismo, la inversión y miles de empleos.
Con el traslado de líderes de maras y pandillas se redujo la extorsión en un 80 por ciento y se disminuyó la tasa de homicidios por cada 100,000 habitantes, logrando así el reconocimiento internacional en la lucha contra la delincuencia común y organizada.
El Índice de Paz Global hace unos años señaló a Honduras como el país más violento del mundo, luego de alcanzar una tasa de homicidios superior a 90 por cada 100,000 habitantes.
Sin embargo, hoy el mismo Instituto de Paz y Seguridad, que elabora dicho Índice, reconoce que Honduras ha mejorado mucho y que se ha reducido en más de 30 puntos la tasa de homicidios. La proyección de 2017 indica que se reducirá 10 puntos más.
Un signo positivo
Por su parte Luis Larach, presidente del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), expresó que “aplaudimos el cierre definitivo del Centro Penal; es un signo positivo y beneficioso para la ciudad de San Pedro Sula”.
El sector empresarial y comercial ha sido el más afectado por la violencia. Desde 2006, cuando se comenzó a perder la relativa paz que tenían los hondureños, decenas de empresas han cerrado sus puertas y miles de puestos de trabajo se han perdido.
Desde el presidio, maras, pandillas y grupos delictivos organizados seguían ordenando extorsiones, crímenes múltiples y selectivos, secuestros y robos.
El cierre de la penitenciaría se hizo en un acto público, donde participaron las autoridades gubernamentales, del Instituto Nacional Penitenciario y en presencia de los vecinos del lugar, comerciantes y otros sectores de la sociedad sampedrana.
Lisseth García, presidenta del Colegio de Periodistas de Honduras (CPH), capítulo de San Pedro Sula, dijo: “los periodistas en la zona norte estuvimos ahí, en el cierre del penal. Un hecho histórico que muchos creímos nunca se daría. Gran logro”.
Según investigaciones, muchos crímenes selectivos, incluyendo los de periodistas, fueron ordenados o planificados desde el interior de este recinto.
Jorge Faraj, presidente de la Cámara de Comercio e Industrias de Cortés (CCIC), catalogó como “muy positivo para San Pedro Sula el cierre del penal; esa zona será ahora de prosperidad”.
“No más actos criminales, extorsiones y gente delinquiendo en los presidios. No más privilegios! Cerrado el penal de San Pedro Sula', expresó por su parte el presidente de Comité Central del Partido Nacional, Reinaldo Sánchez.
Antecedente
El presidio sampedrano fue catalogado como la “Universidad del crimen'. Por más de 60 años desde ahí se ordenaban extorsiones, masacres, asesinatos y otros ilícitos en perjuicio de la ciudadanía en general, produciendo miedo y terror.
Por más de seis décadas este centro penitenciario mantuvo en zozobra a los vecinos del barrio Cabañas y zonas aledañas, quienes dormían con un ojo abierto y el otro cerrado.
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Las historias escritas con sangre del presidio son interminables: desde una persona que estrelló una volqueta contra la pared para ayudar a escapar a privados de libertad, hasta el grupo de pandilleros que cavaron un túnel hacia la casa vecina para poder escapar.
Masacres, corrupción, extorsiones, tráfico de armas y drogas, asesinatos y amotinamientos son historias escritas sobre el penal sampedrano, el cual hoy mantiene sus puertas cerradas; sus paredes y celdas guardan historias que quizás jamás se contarán.
Operación Arpía
El final de la historia de la cárcel sampedrana se comenzó a escribir en marzo de 2015, cuando se realizó el primer traslado de privados de libertad desde el centro penal sampedrano hacia la cárcel de El Porvenir (Francisco Morazán).
Y el principio del fin se marcó el 15 de marzo de 2017 al ejecutarse la Operación Arpía, la cual se realizó en ocho traslados.