Honduras

Historia de Francisco Morazán: Jocoro recuerda su batalla, su historia, como si fue ayer

14.09.2018

JOCORO, MORAZÁN, EL SALVADOR.-Sobre una roca en la parte alta de un empinado cerro, la comunidad de Jocoro erigió una estatua a la Virgen María para celebrar el Día de las Flores y recordar el lugar donde tiraban los muertos y los heridos pertenecientes a las tropas enemigas de Morazán.

Jocoro es un municipio de siete aldeas que pertenece a Morazán, nombre que El Salvador le puso a este departamento en memoria del benemérito de la patria, título con el cual honró en vida al mártir de la unión.

EL HERALDO también estuvo en este lugar y fue la cuarta visita a otro de los escenarios donde el 14 de marzo de 1832 el luchador por una patria grande derrotó a las fuerzas del jefe de Estado, José María Cornejo, que había traicionado la causa y amenazaba la unidad.

Morazán venía hacia San Salvador, pero encontró focos de resistencia que venció en las comunidades de Alto del Llano, La Loma de los Muertos, caserío El Pavón y caserío El Jiote.

Bayoneta

No eran los tiempos de las armas modernas.
Usaban pólvora, con la cual llenaban el cañón,
lo apretaban con una baqueta y después
disparaban. No había mucha munición.
También se usaba la bayoneta, un arma
blanca bastante utilizada.

Jocoro aún conserva los vestigios de aquellas confrontaciones. El primero que visita la delegación de EL HERALDO es La Loma de la Flor, que antes se llamaba La Loma de los Muertos, según Arturo Perla, director de la Casa de la Cultura de esta ciudad.

Es un empinado cerro sobre el cual se levanta una enorme roca de unos cuatro metros de ancho por unos tres de alto y sobre ella, los jocoreños erigieron un monumento a María Auxiliadora.

Lea: Francisco Morazán los hizo pelear y después los atacó por detrás

De acuerdo a Perla, quien citó testimonios transmitidos a través de las generaciones, “aquí se llamaba La Loma de los Muertos porque todos los muertos y heridos los traían a esta gran roca, donde a estos los curaban”.

En el cantón Guachipilín está la Poza de las Carabinas donde, de acuerdo al director de la Casa de la Cultura, las tropas dirigidas por el coronel separatista Villaseñor en su huida tras perder la batalla contra Morazán tiraron sus armas y “unos 75 años después campesinos de esa zona las hallaron ya oxidadas”.

EL HERALDO también estuvo en la comunidad de Flamenco donde, según las generaciones, Morazán instaló por unos días su “cuartel general en marcha”.

Es una pequeña altura que tiene una ventajosa mirada sobre el enemigo que podía moverse por el camino real (hoy calle pavimentada hacia la frontera con Honduras). Morazán instaló las unidades de apoyo en la vanguardia y las de fusilería en la retaguardia.

“Estas posiciones dan a entender que no solo estaban defendiendo, sino que estaban apostándole al contraataque del enemigo. Morazán tuvo que haber estado por lo menos a unos cien metros de donde estaban las líneas de fuego, no porque él no quisiera entrar en el combate, sino porque estaba diseñando la estrategia porque el mando nunca está en el frente, está organizando y planificando”, explicó un exguerrilero del FMLN que acompañó a EL HERALDO en la vista. Morazán ganó esta batalla y siguió su ruta hacia la capital.

En la Casa de la Cultura de Jocoro hay documentación.