TEGUCIGALPA, HONDURAS.- No hay diseño, tamaño o calidad de muebles que no puedan hacer los tapiceros de Germania, al sur de la capital.
A muchos los unen los lazos familiares y a otros el talento y la creatividad de hacer con sus manos magníficas piezas para decorar las salas, las cocinas y cualquier parte del hogar de sus clientes.
La ruta de los muebles comienza desde el puente de Germania, a unos dos kilómetros de la colonia Loarque, y se extiende hasta el desvío de la aldea Santa Rosa.
Afuera de los talleres se ven juegos de sala y muebles personalizados, con finos acabados, hechos con manos artesanales de experimentados hombres y mujeres.
En ruido de una vieja máquina de costurar, de aquellas de pedal, que dejan bien amarrada la tela, se escucha al entrar al taller.
Se trata de don Francisco Sandoval, quien al ritmo del merengue “aquellos diciembres, aquellos diciembres, aquellos diciembres que nunca volverán” tejía el forro de
un cojín.
Alrededor, dos cipotes y su hermano Roger Sandoval cortaban la esponja para darle forma a los nuevos muebles de un reconocido negocio de la capital.
Fue hace 35 años que su cuñado llegó a enseñarles a hacer butacas de aserrín junto con sus hermanos.
Un día, una familia les llevó un mueble a tapizar y vieron cómo estaba formado.
“Copiamos el armazón, lo hicimos y nos salió bien y comenzamos a hacer muebles de todos los estilos”, contó mientras movía los pies para hacer funcionar la máquina.
La calidad del trabajo era tal que al comenzar les vendían muebles a todas las grandes tiendas comerciales que operan en la capital.
Después se fue haciendo una colonia de muebles, porque los cipotes de la zona al no encontrar trabajo iban aprendiendo y ahora hay por todos lados en la zona.
“Aquí en Germania la mayoría vivimos de la tapicería, haciendo muebles para el hogar y asientos para carros”, expresó.
Demanda
Unos pasos más adelante está Marka Mueble, quienes tienen en enormes tarimas de madera la mercadería que ofrecen.
Marlon Aguilera, jefe del taller, donde tienen empleados a carpinteros, sastres, talladores y pintores, aseguró que para diciembre el demanda de muebles se duplica.
La gente llega a buscarlos porque son muebles de primera calidad, debido a que el material es del mejor, como la esponja azul, madera de pino curada y buena pintura.
La demanda del mes de diciembre es de 180 juegos al mes, porque la gente aprovecha sus aguinaldos para comprar y por eso trabajan de 8:00 de la mañana a 1:00 de la madrugada.
Los precios van de acuerdo al estilo que quiera la persona, el fino, con bonitos acabados y tela de buena calidad y con cojines se llama Roma, tiene un precio de 20,000 lempiras.
El más sencillo es el láncelo, que cuestan entre 8,000 y 14,000 lempiras, todo de acuerdo a la capacidad de las personas.
“Nosotros somos nativos de la aldea Germania y aprendimos aquí, hace 25 años”, narró Marlon.
Otro de los reconocidos tapiceros en la ruta de los muebles es Luis Lagos, quien también aprendió en una fabrica que funcionaba en la zona y al quebrar este negocio él puso
su tapicería.
“Me siento agradecido con mi Padre Celestial, porque al ser emprendedor se puede ayudar a la demás gente, aquí tenga a varias familias que se mantienen de este taller”, dijo orgulloso Lagos.
Así, por más de tres décadas, este sector de la ciudad se ha vuelto el sitio predilecto para comprar el mueble que se desee, incluso hacen el diseño que la gente quiera con solo llevare las fotografías.