TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Caminar en medio del bosque, trotar en pavimento, escalar agrestes montañas o sentir el agua helada al sumergirse en los arroyos escondidos en los rinconcitos más bellos de Honduras son experiencias imborrables.
Cada fin de semana hay una ruta que seguir, un espacio donde acampar, un desafío por superar y otro lugar por fotografiar.
Quienes viven estas aventuras son un grupo de amigos, amantes de la naturaleza y de la sana diversión que aprovechan la riqueza natural del territorio hondureño para relajarse y ejercitar su cuerpo.
Byron Álvarez, quien es uno de los fundadores y organizadores del grupo de exploradores, contó a EL HERALDO que al principio fue un pequeño grupo de amigos que inició caminando y corriendo en las verdes y frescas montañas.
Luego por la redes sociales a mucha gente le interesó la actividad sana que realizan y la comunidad se fue haciendo mucho más grande, al grado que hay fines de semana donde participan entre 30 y 40 personas. Como la misión es relajarse y pasar un momento ameno, muchos van en pareja, otros llevan a sus hijos y hasta las mascotas gozan de la diversión.
Cada fin de semana, ya sea sábado o domingo, definen la ruta que van a explorar, luego la fecha y hora donde se verán y así comienza una nueva aventura.
Puede ser una montaña, un lugar turístico o en la misma ciudad, lo importante es estar en actividad, sobre todo, en lugares donde se respire aire fresco y que no haya contaminación.
Hay eventos muy especiales, como la tradición del 31 de diciembre de cada año, que consiste en buscar una montaña de Honduras, llevar tiendas de campaña, comida y recibir el año nuevo en medio de la naturaleza.
Sitios
Junto a Rolando Vega, otro de los creadores de esta actividad, han ido conformando una bonita comunidad.
En sus rutas han disfrutado del clima de los atractivos coloniales y parajes impresionantes que tiene el pintoresco municipio de Ojojona.
Cerca de la capital han seguido la ruta de El Cimarrón, al suroeste de la capital, donde existen senderos, bosques y arroyos que en tiempos de lluvia ofrecen una escena maravillosa con cascadas y agua zarca. Han subido la montaña de La Tigra acariciando su exuberante vegetación, escuchado el trinar de las aves y sintiendo las frías aguas cristalinas.
Viajaron a la montaña de Celaque, en Lempira, donde la altura parece no tener fin y escalarla es un verdadero desafío de resistencia y tenacidad.
También han recorrido Las Botijas y el Salto del Ángel, en Comayagua, y corrido por áridas montañas de Nacaome, Valle, donde el calor es parte de las dificultades que tienen que superar.
Algunos recorridos son de entre 20 y 30 kilómetros, que se hacen entre cuatro, cinco y hasta diez horas, porque se va esperando a las personas que van más lento.
Cuando las rutas son cortas, es decir, de diez kilómetros, se puede hacer en dos o tres horas.
En cada uno de los viajes van preparados con mochilas equipados con agua y comida básica, como frutos secos, barras energéticas, una burrita o jugos, ya que van a zonas inhóspitas donde no se encuentra nada.
Para atender cualquier emergencia llevan equipo de primeros auxilios o algunos medicamentos en caso que pueda suceder cualquier emergencia.
En algunas fechas del año realizan maratones, puede ser de día y nocturnas, donde participan muchas personas.
Inolvidable
Cada fin de semana, la experiencia es diferente y la sensación de cada uno de los exploradores es querer regresar.
No importa si un día caminan por una zona árida y a la siguiente semana en un pantano, siempre queda una historia por contar a sus amigos y seres queridos.
“Se siente el agua heladísima cuando baja de la montaña, respirar del aire fresco y tan puro que no es igual al de la ciudad, o cuando subes a la cima de la montaña que uno escala y chocar con las nubes y verlas abajo de uno, es como volar”, relató Byron.
El único requisito para poder participar en las actividades que realizan estos jóvenes es tener condiciones físicas para realizar los recorridos y si no irse poniendo en forma en las rutas cortas.
El problema es que muchos lugares son exigentes, hay senderos complicados y por eso entre semanas se van haciendo rutinas que permitan tomar resistencia para los sábados y domingos.
Byron expresó que desarrollar este tipo de actividades es como una anestesia mental para olvidarse del estrés y oxigenar el cuerpo.
Además se conoce nueva gente, no solo los que integran el grupo, sino que los mismos habitantes de algunos pueblos, quienes comparten hasta de sus cosechas con mucha bondad.
Las personas no tienen que pagar nada para ser parte de las expediciones, solo llevar su alimentación y transporte hasta el punto de donde van a arrancar.
Las convocatorias a los recorridos las hacen por medio de la página de Facebook, en la página “caciques trail runners”, donde también publican fotografías de cada uno de los sitios que visitan.
Para este año ya tienen programados grandes eventos que se realizarán en varias zonas del país, donde podrá participar todo el interesado.