TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Aferrados a una esperanza que no los llevará a ningún lado más que a sufrir, permanecen 19,000 hondureños que llegaron a Estados Unidos a pedir asilo, pero fueron deportados a México a esperar la respuesta.
Albergues privados o públicos y en el peor de los casos las peligrosas calles son el hogar de estos catrachos, de los cuales apenas un 3% tienen una esperanza real de recibir asilo.
Estos connacionales están agrupados principalmente en cinco ciudades en específico: Tijuana, Mexicali, Ciudad Juárez, Matamoros y Nuevo Laredo y, según confió Alden Rivera, embajador de Honduras en México, “la condición de los hondureños es de precariedad, tienen alojamiento y alimentación, pero ningún ingreso económico” .
Una sutil trampa
Estados Unidos decidió desde mediados del año que cualquier hondureño que llegara a pedirles asilo debería esperar su proceso y respuesta en México.
La determinación caló profundo en los migrantes irregulares, que a diario desfilan deportados desde Estados Unidos a México a buscar dónde comer y dormir mientras les resuelven.
Le llaman “proceso de citas”, pero en realidad es una sutil trampa muy elaborada con la que Estados Unidos se libra de su responsabilidad, dejándole al Estado mexicano toda la carga de miles de extranjeros.
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El tiempo de espera de los hondureños es largo, sufrido e infructuoso, según argumentó el embajador Rivera, “entonces les va tocar esperar 12, 18 meses o más en México, pero al final lo que va pasar es que Estados Unidos va tomar la decisión de deportarlos a Honduras”.
La cantidad de solicitantes aumentó, pese a que el flujo de migrantes hondureños por tierras aztecas en comparación con la temporada de las caravanas han disminuido bastante.
“En este momento tenemos 19,000 solicitantes de asilo en Estados Unidos que han sido internados en territorio mexicano para realizar la espera, son núcleos familiares, los menores no acompañados son retornados inmediatamente a Honduras”, indicó el embajador.
Explicó que hay organizaciones, iglesias y personas de buen corazón que al ver la masa de personas han optado por ayudarles.
“La Organización Internacional de la Migración se hizo cargo de la construcción, habilitación y mantenimiento de albergues en Tijuana, Mexicali, Ciudad Juárez, Matamoros y Nuevo Laredo, que son los cinco puntos a través de los cuales Estados Unidos está internando solicitantes de asilo a territorio mexicano”.
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Reconoció que pese a tener alimentos y dormida pasan en precariedad, “no tienen ingresos económicos, eso hace que si tienen su familia en Honduras estén imposibilitados de enviarles dinero, la gran mayoría al contrario recibiendo dinero de las familias desde Honduras”.
Recalcó que estos hondureños tienen “escasas posibilidades de tener éxito porque el nivel de reconocimiento de asilo continúa siendo inferior al tres por ciento y al final lo que va pasar es que Estados Unidos va tomar la decisión de deportarlos a Honduras, lo que va ser una pérdida de tiempo terrible para ellos que causa dolor y pena”.
Rivera recordó que por ahora estos 19,000 hondureños tienen una situación regular en México por “una forma que se llama FM3, con eso ellos están regulares y no pueden ser deportados, ellos lo que tienen es portar siempre en sus manos su forma y al momento de presentarla no los pueden detener, de momento son regulares”.
Entiende que por ahora muchos guardan esperanzas que al final serán truncadas, pero tiene opciones de regresar a Honduras, “ofrecemos un servicio con la OIM de retorno voluntario vía aérea, ya hemos realizado dos desde Matamoros y Ciudad Juárez a San Pedro Sula de manera directa vía vuelos chárter rentados por OIM; de momento las personas insisten en esperar, pero poco a poco ante el cansancio de ver que las posibilidades reales de recibir asilo son nulas, se van acercando a nosotros”.