TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Dentro de cada frasco hay tradición, dedicación, esperanza y un delicioso y dulce sabor que solo las abuelas saben darle a las jaleas.
Mariel Manzanares junto a su familia es la responsable de revivir la tradición de elaborar la jalea de naranja agria que de niña le preparaba su abuela Julia Oviedo en San Luis, Comayagua.
Hoy junto a su tía Martha Rosales lideran la microempresa llamada Azahares, Sabor de Tradición, la cual fue nombrada así por la flor blanca que dan vida al rico cítrico.
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Este negocio lo emprendió desde 2017 ,pero ha tenido que redoblar motores para que su proyecto se expanda y consolide y de esta manera ganarle la batalla a la crisis que ha dejado la pandemia por covid-19.
“Mi abuela usaba mucho la naranja agria, desde pequeña nos la daban de comer, recuerdo el sabor exótico que le da el dulce de rapadura, ahora que la preparo me recuerda mucho a la que me hacia mi abuela”, relató Manzanares.
Para preparar este delicioso bote con un inigualable sabor, se requiere por lo menos de un día para cumplir cada uno de los pasos que la abuela Julia le heredó como receta.
Los productos para elaborar la jalea se adquieren en los mercados de la ciudad y en ocasiones se tienen que hacer recorridos por varias plazas para conseguir las naranja agrias más frescas, sanas y jugosas.
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“Para saber que una naranjagría se encuentra ideal para una jalea basta con ver la cáscara, hay que saber escogerlas, hay algunas que vienen secas, y nosotros utilizamos todo el producto, por eso buscamos las mejores”, confesó la emprendedora.
Dentro de su lista de clientes, las personas mayores son parte importante de sus pedidos, pues la mayoría le han confesado que al probar las jaleas se trasladan con cada cucharada a su infancia.
Pero, ¿qué hace a esa jalea peculiar y diferente?
A criterio de las emprendedoras, este producto artesanal es mucho más sano que las jaleas que se elaboran con azúcar, pues las de Azahares son preparadas a base de rapadura de dulce o también conocida como dulce de caña, que es una fuente natural de energía y rica en vitaminas.
Además que sin necesidad de preservantes, la jalea puede permanecer refrigerada hasta seis meses y conservarse intacta.
“Hemos sido inspirados por muchos microempresarios, por lo que queremos consolidar nuestra empresa”, expresó la emprendedora.
La meta que tiene la empresa de jaleas es que se recuperen las tradiciones culinarias, pues muchos jóvenes de Tegucigalpa desconocen el exquisito sabor de este producto.
Así que lo único que se requiere para degustar este producto es las ganas de recordar la niñez y una cuchara en la mano.
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