SAN PEDRO SULA, HONDURAS.- Después de la tempestad viene la calma.
Decenas de familias afectadas por el huracán Eta, que luego se convirtió en tormenta tropical, trabajan mañana, tarde y noche en las labores de limpieza de las viviendas para que lo más pronto posible puedan retornar a sus hogares porque se encuentran en la intemperie o, en el mejor de los casos, aglomeradas en albergues.
En algunos sectores de La Lima, Puerto Cortés, Omoa y El Progreso, donde las aguas empezaron a desaparecer, los dueños de las residencias que se niegan a perder por completo sus pertenencias sacan de entre los escombros algunos artículos que pueden ser utilizados, entre ellos muebles de metal o de madera que sufrieron daños menores al permanecer bajo el agua por varios días.
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En algunos barrios y colonias lo único rescatable son las paredes, pues lo que tenían en su interior se perdió por completo.
Las familias que desarrollan arduas labores de rehabilitación de las casas exigen a las autoridades que les habiliten el servicio de agua potable, pues si no se tiene agua no pueden regresar a sus hogares.
Consideran que el agua es vital para hacer la limpieza, pues el lodo y los desperdicios que se encuentran acumulados se han convertido en foco de contaminación y representan una amenaza para la salud de niños y adultos.
El informe de daños proporcionado por la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco) establece que se contabilizan al menos 63 personas fallecidas a consecuencia del huracán Eta. Además, el informe da a conocer que existen alrededor de 1,872,019 personas afectadas a nivel nacional.
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