SAN PEDRO SULA, HONDURAS.- Decenas de familias de los excampos bananeros en el municipio de La Lima, Cortés, anhelan volver a sus hogares, pero en la zona el agua arrasó con todo a su paso.
Ni una tan sola pared quedó de la iglesia que muchos construyeron con amor y la mayoría de las viviendas y pertenencias de los pobladores se perdieron ante las inundaciones ocasionadas por Eta y Iota.
Decepcionados, envueltos en llanto y llenos de impotencia tienen que volver a los albergues porque todo fue destruido.
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Algunas familias caminan, otras van en motocicleta, la esperanza es retornar a sus viviendas poco a poco; pero se llevan el impacto de sus vidas al ver las aldeas y colonias por las que lucharon toda su vida reducidas a escombros.
En un charco de agua estancada, frente a lo que antes fue la aldea Samaritana, se bañaba Xiomara Cruz, una exempleada de una empacadora de banano que solo pide que les lleven agua y comida, porque tienen que bañarse y lavar los trastes con agua contaminada remansada en la zona.
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“Estamos en los bordos porque nuestras casas están destruidas, urgimos cisternas con agua para bañarnos, nuestros hijos están con alergias en la piel y otras enfermedades porque no tenemos agua”, dijo la pobladora.
Fue hasta hace unos días que la Alcaldía de La Lima habilitó el paso hasta la aldea Samaritana porque las calles estaban destruidas, llenas de cráteres, por lo que con relleno y una retroexcavadora poco a poco han avanzado a otras comunidades.
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Puentes colapsados y la ruptura de bordos impiden el acceso a otras comunidades como San José 1 y 2, las cuales son inhabitables. Las pocas casas que quedaron en pie son un peligro, sus bases fueron azotadas por la furia del río Chamelecón que se empeñó en arrastrar hasta contenedores y dejarlos en los techos de las casas. En la zona compuesta por las comunidades de Montevideo, 17 de Enero, Las Rosas, Limones, San José 1 y 2, Corozalito, Samaritana y Flores de Oriente residen alrededor de 850 familias, es decir, unos cinco mil pobladores.
La Lima es uno de los municipios más afectados del valle de Sula por el paso de las dos tormentas, donde según las autoridades locales son al menos 100,000 pobladores afectados, es decir, todo el municipio. Pablo Cardona es un habitante de la aldea San José que relató que con la fuerza del agua su refrigeradora salió por el techo, “toca tratar de levantarnos, pero se requiere de mucho dinero, y aquí todos perdimos lo que teníamos”.
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