Su padre, Óscar Zepeda, lamentó que su única hija perdiera la vida a causa de la pandemia, mientras se encontraba luchando desde la primera línea, pese a que él le advirtió que no era el momento para ejercer.
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'Mi hija se metió en esta guerra tan difícil porque amaba a la humanidad y a San Buenaventura. Yo como su papá siempre le decía: 'hija, no es tiempo para que te vayás a esa guerra' y ella me decía: 'la humanidad me necesita, papá', pero en este pueblo es bien difícil pelear una guerra de estas', recordó el padre de la joven, que se había recibido como médica en diciembre del año pasado.
Una esperanza de empleo
Don Óscar lamentó que otra de las motivaciones que Iveth encontró al acudir cada día a pelear contra el virus, fue que tenía la esperanza de conseguir un contrato permanente dentro de la clínica privada donde prestaba sus servicios como empleada por hora, pues su meta era ayudar a sus padres económicamente.Sin embargo, su servicio a la comunidad no estaba limitado por algún beneficio económico, pues también realizaba voluntariado en el Cuerpo de Bomberos.
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A pesar de brindar atención médica en ambos espacios, la joven no logró recibir una vacuna que la inmunizara a tiempo contra el coronavirus, por lo que hace unos días luchaba contra la enfermedad en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de 'El Tórax', pero tras afectar el 100 por ciento de sus pulmones, el virus le arrebató la vida y con ella se llevó la de su progenitor.
'Era mi única hija, ¿a quién voy a acudir ahora para que me entierre? Ella era lo único que yo tenía, era mi mayor tesoro. Pero Jehová, mi Dios, me tiene que dar fortaleza, él me la llevó porque era demasiado buena para que estuviera luchando. Con ella se acaba mi descendencia, con ella se va mi vida, con ella se va todo...', dijo con un llanto amargo el padre de la galena.
El cuerpo de la joven fue trasladado hasta el municipio de San Buenaventura, donde familiares, amigos y colegas le darían el último adiós.
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