Doña Ramona es una habitante de la colonia Hato de Enmedio, quien hace cuatro décadas reside en este populoso lugar de la capital, pero a causa de los últimos acontecimientos violentos decidió irse a vivir a otro sitio por seguridad personal y la de su familia.
'Tengo 40 años de vivir aquí en el Hato, aquí ha sido sano y hasta ahora es que se están mirando estas cosas; es como las muchachas que murieron que yo las conocía', relató.
La entrevistada-cuyo nombre completo se omite por razones de seguridad- afirmó que conocía a una de las víctimas de la masacre suscitada la noche del lunes en el sector tres, pero ignora las causas por las que atentaron contra su vida.
'Este muchacho (no precisó su identidad) estudiaba, tenía una madre sola, humilde y a veces los cipotes se juntan con malas gavias y ahí es el problema', reconoció.
En menos de una semana de reportarse la muerte de cinco personas, el luto y dolor volvió al Hato de Enmedio cuando dos menores de edad y un adulto fueron acribillados en el bloque 32 atrás de la escuela Círculo Infantil y la iglesia Ebenezer.
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Temor
La señora admitió que tiene temor y que cuando laboraba en el Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) madrugaba para movilizarse hasta su trabajo y aún así fue objeto de varios asaltos.
'Será por las malas gavias, la droga, pero aquí estos bloques han sido sanos y espero que ahora cuiden -policías- y que no se lleven molestando', insistió.
A raíz de estas muertes múltiples, la Policía Nacional determinó intervenir esta colonia, donde pandillas están dispuntándose el territorio por la venta de droga.