Tegucigalpa, Honduras
La mañana transcurría con tranquilidad en las instalaciones del centro de internamiento para menores infractores Renaciendo, en Támara. Los médicos atendían a los pandilleros de la 18, mientras que el resto del personal realizaba sus funciones asignadas.
El ambiente de silencio que imperaba en el lugar lo rompió un grito de mando, “¡Sobre!”, y tras él una estampida de menores se convertía en el preámbulo de una nueva desgracia que reflejaría por enésima vez la inoperancia estatal por poner orden en el centro de menores.
Se trataba de los integrantes de la pandilla 18, que nuevamente rompieron paredes y saltaron los muros para intentar atacar a los 25 integrantes de la banda Los Chirizos.
“Unos venían con piedras y otros traían armas. El policía Cobra estaba cerca y lo agarraron a pedradas, pero él pudo salir corriendo”, contó a EL HERALDO una fuente que presenció el incidente, pero, que por su seguridad pidió el anonimato.
Agregó que la reyerta se produjo a las 9:40 AM, aprovechando que personal médico y de enfermería estaban atendiendo a varios de sus compañeros que dijeron sentirse mal de salud.
Se atendieron consultas desde un uñero en un dedo del pie hasta una alergia producida por algún alimento consumido .
La estampida de menores infractores se dirigía hacia el módulo ubicado en la entrada de la correccional, donde permanecen Los Chirizos.
Según la fuente, algunos de los menores portaban armas de fuego y dispararon contra los elementos Cobras, quienes al ver a su compañero herido y escuchar el estruendo de las balas repelieron el ataque disparando sus armas de reglamento.
En medio de la revuelta y del cruce de disparos, dos infractores resultaron muertos y otros dos resultaron heridos.
Los menores fallecidos fueron identificados como Brayan Ariel Ortiz (17), alias “El Rap”, y Antony Gabriel Euceda (17), alias “Cigüeño”, ambos originarios de San Pedro Sula, Cortés.
Uno de los cadáveres quedó en la entrada del módulo y el otro en una de las calles frente al mismo módulo.
Los heridos son un menor de 16 años y otro de 17 años, a quienes por restricciones legales se les omiten sus nombres. Ambos resultaron con heridas de bala, pero no de gravedad.
Retienen a médicos
Mientras sus compañeros se enfrentaban con las autoridades, los menores que solicitaron asistencia médica retuvieron a la fuerza a todo el personal médico.
“Los tenían a ellos y nosotros tuvimos que hablar con ellos para que nos los entregaran, porque los estaban golpeando”, afirmó la fuente.
Después de unos minutos de negociación, los menores decidieron entregar a los médicos y enfermeras, quienes rápidamente abandonaron el módulo junto al resto del personal.
Los empleados sufrieron algunos golpes leves, “más fue el miedo de pensar que los podían matar”, mencionó.
Recuperan cadáver
A eso de las 12:20 del mediodía, los menores abrieron el portón que los mantiene aislados de los demás internos y salieron para recuperar el cadáver de su compañero.
El grupo de menores formó un círculo alrededor del cadáver, mientras que cuatro de sus compañeros cargaron el cuerpo sin vida y lo ingresaron al módulo, por lo que las autoridades de Medicina Forense y la Dirección Policía de Investigaciones (DPI) ingresaron al lugar para realizar los levantamientos cadavéricos.
Fracaso de Fusina
Desde el 20 de febrero, el centro Renaciendo está bajo el control de la Fuerza de Seguridad Interinstitucional Nacional (Fusina). En aquel entonces se dijo que de manera permanente se iba a tener un control de los internos. Sin embargo, no se cumplió ninguna de las medidas anunciadas, entre ellas la de evitar que se produzcan reyertas debido a que los pandilleros serían separados por edades y se colocarían tres en cada celda.
Otra de las medidas aplicadas fue la asignación de militares al centro, sin embargo, fueron retirados por exigencias de organizaciones de derechos humanos de Honduras.
EL HERALDO intentó obtener algunas reacciones de las autoridades del centro de internamiento, pero no fue posible