Los recientes cantos de varios narcos por salas de justicia estadounidense seguro tienen intranquilos a dilectos políticos, empresarios y oficiales de Policía que, sin duda alguna, están hasta el copete en el tráfico de cocaína. De pinches camionetas para trasladar droga hasta helicópteros que volaban repletos de kilos del alcaloide con la venia de los jefes.
Y es que muchos valientes siguen escépticos sobre el asalto que sufrirán. ¿Sé porque se idean “intocables” frente a sus mañas? No todo lo que brilla es oro y la factura del pecado llega tarde o temprano. Los últimos tiempos para los perversos no están plasmados nombre por nombre en el apocalipsis, pero su caída será un látigo divino.
Violadores
Para el inmoral su vida depende del “dios dinero”. Aplasta matando, robando, violando, ofendiendo. Utiliza cualquier artimaña para zarandear al rival o al pobre por provecho. Cuántos han caído entrando por Miami y muy poco sabemos quiénes son. Se les señala por narcotráfico y fraguado de pisto por el Departamento de Estado.
Aquí aún reposan otros que gustan habanos, las chicas, el licor en medio de su altivez en el mundo ruin.
“Honduras es mi potrero” le repetía siempre a uno de sus hijos un desaparecido empresario. Domó las leyes a su antojo, domesticó jueces al grado de usarlos como papel higiénico. ¿Te acuerdas de la taponeada Rivera? Hasta bolo quedaste.
Nadie ignora a estos que hoy se hacen los idos de sus fortunas parto de diversas pillerías al son de la cocaína lavada por “influyentes financieros”. De esos que costearon campañas políticas, volando en jets particulares o privados con gánster del área centroamericana o de otros rumbos recién capturados en sus naciones.
Secos
“Dignos” del “empresariado” narco son santificados por curas igual o peor de perversos, violadores de la palabra sacrosanta. Tráguense el Salmo 37 que en uno de sus pasajes reza -refiriéndose a los inicuos- que: “Como hoja seca caerán...serán expulsados de su país”. Y eso es lo que estamos viendo.
La arriada gringa es lenta pero segura.
No se fíen ni sonrían porque esos que hace unos años fueron sus camaradas en alta mar y en zonas agrestes para transar y correr cocaína, están cantando y no paran de cantar sus nombres, así no se quedarán solos y volando espalda en cárceles estadounidenses. Harán duplas o tríos solfeando la puerta negra. Las tejas hablan, según sus negocios y palacios.
Tan malas memorias tienen los poderosos que siguen gritando decoro en tierra catracha que desconocen quiénes son Los Cachiros, Los Valle, Don H, El Negro Lobo, Wilter Blanco. ¿Ya no recuerdan cuando amanecían en sus fortines, con la barriga de fuera y los ojos cruzados? Ahora están del otro lado y ustedes muy pronto pasarán buen encierro por cobardes.
A un chaparrito le costó caro no cantar nombres y le metieron casi treinta años de barrotes por coquero. De tal palo tal astilla. La pagan con lo que más duele. El tormento cae a todo aquel fatuo de casto. Llegó el momento del desquite, los capos de monte los tienen de base en base por tener espíritu narco.