De acuerdo con los medios brasileños, la mujer de 34 años de edad había ido a un salón de belleza en el municipio de São Gonçalo, donde un masajista le realizó la intervención.
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Ni el establecimiento ni el masajista tenían autorización para efectuar este tramiento, por lo que ahora enfrentan un proceso judicial por ejercicio ilegal de la medicina.
Rodrigues, nutricionista de profesión, salió de la clínica alrededor de la tarde noche sintiéndose muy mal, sin saber que en la madrugada su cuadro empeoraría al grado de quitarle vida.
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“La sospecha es que murió por una microembolia, que es compatible con el uso de este producto. Estamos esperando un examen adicional para confirmarlo”, dijo el oficial Allan Duarte al sitio G1.
Rodrigues pagó por la intervención exactamente 2,151 reales (USD 382). Hasta el momento no han revelado el lugar en el que compró el material.
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Lo que está claro es que la clínica no tenía autorización para realizar un procedimiento de esa envergadura. Por otro lado, el masajista no tenía la licencia, la formación ni los conocimientos básicos necesarios.