Parte 2/3
Les mostramos la segunda parte del recuento de los relatos más impactantes del novelista Carmilla Wyler en su sección Crímenes que publica ELHERALDO todos los domingos.
1) Tragedia en la Centroamérica Oeste (Parte I)
El niño estaba mal del estómago. El dolor y los vómitos eran permanentes y los doctores no se decidían a recetarle ningún medicamento porque los resultados de los exámenes no aparecían por ningún lado. Ella seguía de mal humor, no estaba para conversaciones y él se consolaba con atender al niño. Lea más aquí
Tragedia en la centroamérica Oeste (Parte II)
Los ojos tristes y desesperados miraban al suelo fijamente. El hombre, de pie, con el rostro pálido y desencajado, murmuraba la misma frase como un estribillo, mientras, a su alrededor, muchos pares de ojos furiosos lo miraban con ansia homicida. Ver más aquí
2) Conspiración tras las rejas
¿Por qué habían matado a Martha si era una mujer sencilla, de cuarenta y dos años, viuda y que se ganaba la vida como enfermera auxiliar, haciendo turnos por llamada? Ver más aquí.
3) Dos mujeres con suerte
ORO. La esposa de Foncho salió de su casa en la colonia El Pedregal a eso de las ocho de la mañana, con el salario de su esposo en la cartera. Iba a pagar las cuentas del mes y a comprar la provisión para los siguientes treinta días. Ver más aquí
4) El caso de las gringas violadas (ParteI)
A unos cien metros de la carretera que de Juticalpa lleva a Lepaguare, en un llano aislado y solitario, rodeado de árboles y de altos montículos de tierra y piedras, dos hombres, mejor dicho, dos sombras, se estaban poniendo de pie, se subían los pantalones y miraban con ojos siniestros a las dos mujeres, casi unas niñas, que seguían tendidas en el suelo arenoso, desnudas, llorando y mirándolos con rostros suplicantes. Ver más aquí
El caso de las gringas violadas (Parte II)
La madrugada se hizo larga y pesada. Cuando aparecieron los primeros rayos de sol, las mujeres, tristes e indignadas, con grandes ojeras y limpiándose las últimas lágrimas, llegaron a las oficinas de la Dirección Nacional de Investigación Criminal (DNIC) en Juticalpa. Ver más aquí.
5) Espíritu del cuerpo
La llamada llegó poco después de la medianoche. Era la llamada de un número desconocido. La insistencia hizo que contestara. La voz, al otro lado, se disculpó, aunque no se identificó más que como “un policía”, y explicó su propósito. Ver más aquí