Crímenes

Selección de Grandes Crímenes: El poder de una mentira

Como decía Erasmo Orellana: de gusto no matan a nadie. Siempre hay una razón por la que pasan las cosas
30.06.2024

RESUMEN. A Jorge y a Sandra los mataron a unos kilómetros de la colonia Sagastume, en la vieja carretera hacia Olancho. Los ejecutaron con un tiro en la nuca a cada uno. Los habían raptado hacía más o menos una hora en la colonia Calpules de Tegucigalpa. Estaban amarrados de pies y manos, y tenían una mordaza en la boca. Una señora, que hacía sus necesidades detrás de un muro de piedra, vio pasar una camioneta blanca, y la sintió detenerse a unos metros de ella. Escuchó a unos hombres dar órdenes, y a una mujer que lloraba. Después oyó los disparos. No se levantó de su sitio hasta que la camioneta se fue, y se sintió segura. Los agentes de delitos contra la vida llegaron a la escena, y no tardaron en identificarlos.

“Se trata de una ejecución -dijo el agente a cargo-. No les robaron nada, los raptaron, los trajeron hasta aquí, cruzando toda la ciudad, y los ejecutaron de un solo balazo. Es un crimen bien planificado, y planificado desde hace mucho tiempo”.

Crímenes: Por el camino de la muerte

EN LA DPI

No había más que ver en la escena del crimen, y los agentes regresaron a la DPI.

“Señora -le dijeron a la madre de Sandra-, el cuerpo de su hija estará en la morgue en una hora. Allí podrá reconocerlo. Pero, antes, necesitamos su ayuda para encontrar a los asesinos”.

“Yo no sé nada de eso... Mi hija... Yo le decía que dejara a ese hombre; que eso le iba a traer problemas”.

“¿Qué clase de problemas, señora?”.

“Si el esposo se daba cuenta, señor... Usted sabe... Todo lo que hacemos lo ve Dios, y nos da conforme a lo que nos merecemos”.

“Y, ¿su hija merecía esto?”.

“No sé, señor... Usted me hace unas preguntas... Yo solo quiero ver a mi muchacha”.

“Y la va a ver, señora... Pero, ayúdenos con lo que sabe”.

“Ay, Dios mío... Mi muchachita”.

La hermana de Sandra intervino:

“Mire, señor, mi hermana tenía una relación con Jorge desde hace unos dos años... Pero, supuestamente, nadie sabía. El esposo se llama Armando, y vino a Honduras hace un año, más o menos, y estuvo en la casa. Y en todo ese mes, Sandra se portó bien... Y es que Armando ya le estaba arreglando los papeles para llevársela para Miami, con los niños... Incluso, Sandra y los niños fueron con Jorge a Jamastrán, donde viven los suegros, y se estuvieron allí diez días”.

“Entonces, ¿Armando no se dio cuenta de nada; o sea, de que su esposa lo engañaba con Jorge?”.

“No... Bueno, yo digo que no, porque se fue tranquilo, y siempre le mandaba dinero para que terminara de construir la casa de mi mamá, y para que nada les faltara a ella y a los niños”.

“¿Usted diría que Armando es un hombre bueno?”.

“Pues, se nota, señor”.

“Y ella estaba enamorada de otro”.

“Mire, tanto como enamorada, no creo, porque si hubiera estado bien enamorada de Jorge, nunca se hubiera ido para Estados Unidos, y ya estaba cerca el día en que el esposo iba a venir a traerlos”.

“Entonces...”.

“Era pura picardía de Sandra, señor; y yo se lo decía”.

La madre intervino.

“Sí, señor... Sandra no quiso hacer caso... Decía que ella se iba a ir para Miami con Jorge, pero que aquí ella se sentía sola, y que tenía ciertas necesidades... Era mi hija, pero yo me enojaba con ella por esas cosas”.

“Eso significa que estaba con Jorge por...”.

“Sí, señor; por eso”.

“Jorge era guapo -dijo la hermana-, era joven, y, pues, parecía un hombre completo, y Sandra desde niña fue algo así como...”

“¿Cómo, señorita?”.

“Pues, algo así, como picazonosa... Que le gustaba estar siempre en eso”.

“Y, ¿Armando lo sabía”.

“Eso no sé. Lo que sí sé, es que él la quería mucho. Se casó con ella, tenían dos hijos, y se la iba a llevar para Estados Unidos... Solo un hombre que quiere de verdad a una mujer, hace todo eso”.

Crímenes: Una dolorosa despedida

INVESTIGACIÓN

El agente a cargo del caso pidió que se investigara en Migración si Armando había regresado al país en los últimos días, pero la respuesta fue negativa. Pidió ayuda a la Policía, en Miami, para que le ayudaran a saber si se había ausentado del país recientemente, y le dijeron que esperara. Sin embargo, a eso de las tres de la tarde, recibió una llamada.

“¿Cómo estás, hermano?”

“Bien... Esperando tu llamada”.

“Pues, ya te tengo la información... Bueno, la tengo desde la mañana, pero es que aquí ha estado duro el trabajo, y por eso te llamo hasta ahorita... Y me debés un pollo, una pizza y un par de cervezas”.

“Claro... Claro... Bien sabés que yo no te fallo”.

“¿Tenés en qué escribir?”.

“Sí”.

“Bueno, el teléfono del que llamaron a la mujer, a Sandra, a las ocho de la mañana, es del norte de Miami... Escribí”.

“Ya”.

“¿Escribiste bien el código?”.

“Sí... ¿Qué más?”.

“Supongo que querés saber desde dónde se hizo la llamada”.

“Claro... Un par de cervezas más”.

“Exacto”.

“A ver”.

“Pues, la llamada se hizo a las ocho de la mañana con tres minutos y seis segundos, y duró hasta las ocho de la mañana con cuatro minutos y un segundo... Fue rápida... Y fue realizada en la colonia Calpules, de la ciudad capital de Honduras... O sea, que el dueño de ese teléfono estaba en Honduras en ese momento”.

“Y, el dueño es Armando José Rodríguez”.

“Exactamente”.

“¿Ha vuelto a usar el teléfono?”.

“No... Solo lo usó en ese momento para llamar a la mujer... Hay otras llamadas, pero son de antier, de antes de antier, y así... Y siempre a la misma hora, las ocho de la noche... Pero, hay algo raro”.

“¿Qué es?”.

“Mirá que este hombre llamaba siempre a su mujer a la misma hora, todos los días; pero no hay registro de llamada de ayer”.

“Ese es un excelente dato”.

“Creo que sí. Fue porque ayer viajó a Honduras”.

“Así creo. Y, ¿de dónde salieron esas otras llamadas?”.

“De un lugar que se llama Norte de Miami”.

“Sí, ya sé... Allí es donde tiene Armando su negocio... Un restaurante... Eso fue lo que nos dijo la cuñada, la hermana de la víctima”.

“Excelente... ¿Algo más”.

“Nada más... Te llamo en la noche, para agradecerte el favor”.

NORTE DE MIAMI

Con estos datos, el agente a cargo del caso se comunicó de nuevo con la Policía en Miami. Estos se comunicaron con la Policía en Norte de Miami. No tardaron en saber que Armando, el dueño del restaurante, no había ido a trabajar el día anterior, ni el siguiente, pero, como el restaurante funcionaba bien con el gerente, nadie se ocupó en buscar al dueño. Los policías, deseando ayudar a los agentes de la DPI, hicieron algunas llamadas, y en Migración les dijeron que Armando había viajado la mañana anterior en vuelo directo a San Salvador. Esto lo confirmaron con la Policía de El Salvador. Pero, no había registro de que Armando había salido del país.

“A menos que entrara a Honduras por punto ciego” -se dijo el agente.

“¿Alguna otra pregunta?”.

“¿Ya salió de El Salvador? Tiene que volver a Florida, y seguramente tiene boleto de regreso por San Salvador”.

“Pues, no tenemos registro de que haya salido”.

“Entonces, es seguro que en este momento va camino del aeropuerto, para volar hacia Estados Unidos de regreso... Ayúdennos a detenerlo”.

“¿Bajo qué cargos?”.

“Rapto y asesinato de su esposa y de un hombre llamado Jorge Rosales... Ahorita te envío la información, y la evidencia de que estaba en Honduras en el momento en que su esposa fue raptada... porque él mismo la llamó desde la colonia Calpules, la colonia en la que vivía su esposa”.

“Excelente”.

NOTA FINAL

Los policías salvadoreños esperaron en vano en el Aeropuerto San Óscar Arnulfo Romero y Galdámez. Armando no apareció por ahí.

Dos días después, el agente de la DPI llamó a Norte de Miami. Tampoco había regresado a su restaurante. Honduras emitió una alerta roja, y es buscado en todo el mundo; pero, hasta el día de hoy, no se sabe dónde está.

Fue hasta dos meses después que en la DPI se supo que había vendido el restaurante, su casa en Norte de Miami, y algunas propiedades más. Se cree que vive en Canadá, con nombre supuesto. Hasta hoy, es el principal sospechoso de la muerte de Sandra y de Jorge.

“Yo sé que mi yerno se dio cuenta que Sandra lo engañaba -le dijo la mamá al agente-, y como había sido de esos de las Fuerzas Especiales del Ejército, planeó bien su venganza... Yo sé que fue él el que los mató”.

“No me había dicho que Armando fue miembro de las Fuerzas Especiales de las Fuerzas Armadas” -replicó el agente.

“No, ¿verdad? Se me había olvidado... Es más; mire que él estaba bien cipote cuando lo mandaron a la casa de ‘Mel’ Zelaya, el 28 de junio de 2009... Iba con otros de las Fuerzas Especiales... Pero a él no le gustaba hablar de eso”.

El caso de Sandra y Jorge sigue abierto.

“Esas son las consecuencias de la mentira -dijo la madre de Sandra, en su velatorio-. Mi pobre hija... Nunca quiso hacer caso; y lo pior es que yo le decía que, con Dios, y con un hombre celoso, no se juega... Pero, ella nunca me hizo caso. ¡Dios la tenga en su gloria!”.