Comayagua, Honduras
Este año conmemoramos 196 años desde que en el país se proclamó la independencia.
Muchos libros de historia nos relatan las justas que los próceres libraron para crear una patria libre, soberana e independiente que comenzó con la nueva república- Nicaragua, El Salvador, Honduras, Costa Rica y Guatemala- como una sola nación.
Pero la memoria histórica se vuelve tangible en nuestros días a través de monumentos y edificios que fueron testigos de este momento imborrable.
Empezaremos este recorrido en el tiempo por la antigua capital de Honduras, Comayagua, donde el 28 de septiembre de 1821 llegaron los pliegos de la independencia y se leyó el manifiesto del brigadier Gabino Gaínza, en el que se anunciaba la libertad de Centroamérica.
Fue en el actual palacio municipal o alcaldía donde se recibieron los pliegos y fueron leídos en público. El inmueble fue construido en 1715, su infraestructura destaca por tener un estilo neoclásico.
“El edificio de la alcaldía fue un ayuntamiento y juega un papel importante porque es donde estaba el gobernador que recibió los pliegos y desde el mismo se dio lectura al acta que nos daba la libertad y soberanía”, dijo Ismael Caballero, guía turístico local.
A unos 100 metros del inmueble municipal se ubica la plaza León Alvarado, donde la algarabía por la caída del yugo español repicó a través de la campana que se ubica en un arco de concreto, que es uno de los principales monumentos que atestiguan la proclama.
En la ciudad colonial también se conservan antiguos edificios del período independentistas como la primera casa de gobierno durante 56 años desde 1824, hasta que en octubre de 1880 Marco Aurelio Soto decide trasladar la capital a Tegucigalpa. Y la antigua casa donde residió el general José Trinidad Cabañas, ubicada frente al obispado de Comayagua.
Otro de los grandes hitos del proceso independentista que también se libraba en España es el monumento ubicado en la plaza La Merced conocido como “La Picota”, que fue erigido en conmemoración a la Constitución de Cádiz de 1812, la primera constitución española y que inspiró la Constitución Federal de 1824.
Según el decreto del 14 de agosto de 1812: “Las Cortes generales y extraordinarias queriendo fixar por todos los medios posibles en la memoria de los españoles la feliz época de la promulgación de la Constitución política de la monarquía, decretan: que la plaza principal de todos los pueblos de las Españas, en la que se celebre ó se haya celebrado ya este acto solemne, sea denominada en lo sucesivo plaza de la Constitución, y que se exprese así en una lápida erigida en la misma al indicado objeto”.
Para cumplir el mandato, Juan Nepomuceno Fernández Lindo y Zelaya, capitán del Cuerpo de Voluntarios, solicitó autorización para financiar y construir una columna conmemorativa del cabildo abierto del 9 de octubre, en el que vecinos y autoridades de Comayagua juraron la Constitución.
Y volviendo a nuestra independencia, de Comayagua los pliegos fueron trasladados a Tegucigalpa y así continuaron su recorrido por todos los ayuntamientos de la Capitanía General de Guatemala.
El Paraíso en la historia
Como parte de ese recorrido histórico, los pliegos llegaron el 1 de octubre a Texíguat, municipio del departamento de El Paraíso que para esa época era uno de los ayuntamientos.
“Texíguat fue el primero y único municipio de el departamento de El Paraíso que celebró y juró la independencia”, relata Carlos Molina, historiador del departamento.
Según Molina, el acontecimiento fue celebrado a lo grande por el sacerdote Antonio Márquez y el maestro Joaquín Rivera, quien fuera jefe de Estado de Honduras entre 1833 a 1836.
Desde ese entonces, el municipio de Texíguat se convirtió en un bastión del morazanismo porque la mayoría de los hombres de las tropas de Morazán eran nicaragüenses y salvadoreños, y los pocos soldados que pertenecían a las tropas de Honduras eran oriundos de Texíguat.
En el municipio aún se conserva un busto dedicado a Morazán con una placa conmemorativa que reza: “Homenaje al benemérito general Francisco Morazán y a sus leales y bravos soldados de Texíguat”.
En el poblado, el prócer tenía instalado su cuartel general.
En el municipio de Danlí, los pliegos llegan entre el 15 y 16 de octubre de 1821, pero aquí la historia fue otra. Según el acta local, en el municipio no se juró la independencia ya que los pobladores pusieron una serie de condiciones y expresaron “que estaban a la espera de cualquier resolución y que si el gobierno nuevo no era bueno preferían seguir bajo la égida de las autoridades españolas”.
Según el historiador Molina, puede ser que los danlidenses temían porque el español tenía dos categorías en la colonia: el puro nacido en España que le decían peninsular y el criollo, que eran españoles nacidos en América pero que no tenían el estatus de españoles. Además, no tenían los privilegios de los peninsulares, que mandaban en todo.
Pero los criollos podían tener buenos negocios, transporte y minas.
“Entonces por una mentalidad cercana a la corona española y estábamos bajo un régimen constitucional ya que don Fernando VII había sido relegado en 1820 por los liberales españoles y estábamos bajo la égida de la constitución de Cádiz”. Así que Danlí fue el único municipio de Honduras que no juró la independencia.
Estos son solo algunos de los vestigios del recorrido de los pliegos de la independencia que relatan los historiadores en los municipios que tuvieron el honor de ser sedes de este momento histórico.