Tegucigalpa, Honduras
Sin duda que retratar a cada uno (a) de los súper mamones de la política vernácula, de aquellos (as) incansables de sorber la teta burocrática no es tarea fácil.
En nuestra segunda entrega, dejaremos entrever quiénes son los súper mamones que también tienen su anexo, desde hijos, amantes hasta periodistas que heredan la codiciada ubre estatal.
Lógico que Honduras no es el único país en el mundo donde impera el descaro. Los políticos en su mayoría siempre nos hablan de cambios, pero con las mismas caras. El único cambio que podemos apreciar son sus arrugas que cuelgan de incontables maromas. Han hecho de la necesidad popular su singular perversión. Mamarse el Estado.
En nuestro artículo del pasado domingo pintamos ciertos mamones políticos arcaicos. Los que no dejan de mamar y los que mueren volver a mamar así estén canos. Cuadros de rancias (os) y también de jóvenes creídos de “opción” pero no son más que vicarios.
Figuran hijos (as), primos (as), esposas (os), amantes, cuñados (as) yernos, nueras. Fila de mamones.
Maman
Las ansias no deben llevar a las masas a llorar y pecar continuamente. Los mamones (as) también cambian de partido político para seguir o retornar a la teta pública. Así buscan colorear o huir de sus robos. Todos sabemos quiénes son.
Empero, nos dejamos llevar por coplas, por arengas baratas de cada uno de los mamones que brinca o calla según los tiempos.
También hay damas que les encanta mamar. Hablando y llorando por la niñez ejecutan grandes robos en la salud pública. Son peligrosos huracanes en todos los entes estatales. Su “amor” por los infantes es una farsa. Les hechiza la mama oficial. Sus maridos son sus escudos. Lógicamente maman los dos con toda y ralea. Es una mamada completa.
Pero los mamones tienen sus cómplices. Buen grupo de poderosos periodistas calla las sorbidas porque forma parte del fardo. Cada cuatro años, varios comunicadores se vigorizan. Según el pico así es la teta. No se sacian con un pezón.
Al final todos son mamones. Por eso cada mamón posee suplente. Un hijo les es tan útil como una querida.
Los que hablan de moral y exigen castigo |
Tragones
Hay dos mamones ocupando el primer lugar. No les bastó ser presidente de la República. Quedaron con hambre y lograron otra segunda chiche en el Congreso Nacional. A uno de ellos “dolorosamente” lo perdimos. Ahora “vive” en el imperio. Qué reliquia de mamón se nos fue. Por suerte, casi toda su prole, incluyendo hermanas, frutos, nueras y yernos chupa del Estado.
En cambio, el otro, sí goza libremente la tetilla. Se le señaló igual que a otros de ladrón pero está “legislando” a dos ubres. Esta vez no le apostará al sillón en el Congreso pero metió al hermano que por mamón se quedó sin tabique.
Su raza viene lactando de los gobiernos desde los años setenta. Cantantes de narcocorridos y bellas damas también compartieron la tetilla gubernativa todo en nombre de los pobres que nunca mamaron.
Un tercer mamonísimo tiene buen diente. Clavó pico en la Corte Suprema de Justicia (CSJ), luego en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) y ahora va por la mama vitalicia. Si no se muere logrará su cuarto periodo al hilo en el hemiciclo. ¡Qué mamón tan magnifico! Sus hijas también maman de la burocracia. ¡Padre e hijas, mamonas!
Campeón
El cuarto súper mamón es un terrateniente. Su aposento es un paraíso a pura mamada legislativa. Tiene una barriga inmedible. Es, hasta ahora, el modelo de las cinturas de huevo. Este mamón necesita de un sillón colonial. En el parlamento catracho resalta como uno de los más regordetes. No come, se harta, y cuando habla debemos llevar parabrisas.
El quinto gran súper mamón se mamó el país recientemente. Considerado en las grandes ligas del narcotráfico como el patriarca. Su fortuna es tan inmensa que daría de mamar a cuatro millones de hondureños durante ocho años.
Empero, como es tragón, prefiere no compartir la bicoca, Mamón del erario y mamón del bajo mundo. ¡Invencible mamón!
Es sin duda el campeón de los mamones. Con sus enormes colmillos pinchó todas las tetas del Estado. Hasta las mujeres se hincan para que nadie se quede sin mamar. ¡Mamón y exigente!