BERLÍN, ALEMANIA.-La mesa principal estaba lista, incluso se habían hecho ya las pruebas técnicas de sonido y de los micrófonos.
Como todos los lunes, miércoles y viernes del año, 14 butacas en línea recta esperaban ser ocupadas.
Del otro extremo, entre las tupidas filas podían contarse más de 200 puestos que también aguardaban por ocupantes.
Pasadas las 12:15 meridiano de ese miércoles, el enorme salón de la Conferencia Federal de Prensa (BPK, por sus siglas en alemán) fue tomando vida; mucho más rápido de la sección general. 10 minutos más tarde, los representantes de alto rango del mundo de la política, la economía y la cultura (con rótulo en mano que exponía su identidad y cargo), tomaban posición para responder a las preguntas de la prensa.
Un saludo general seguido de un resumen ejecutivo de los asuntos que marcaban la agenda de la semana daba paso a una ordenada lluvia de interrogantes por más de un hora y media de parte de los corresponsales alemanes, aun si se salían del tema o resultaban críticas para los portavoces del gobierno y sus ministerios.
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Por momentos el ambiente se tornaba tenso e incómodo debido a las fricciones que generaba la firmeza de los reporteros que preguntaban y repreguntaban las veces que fueran necesarias hasta obtener la información veraz y contundente que demandaba. Inclusive un periodista pidió por escrito y firmado las declaraciones de la autoridad a la que consultaba.
En el cruce de preguntas y respuestas que se establecía en el salón, algunas autoridades del gobierno se disculpaban por no tener a mano informes, datos estadísticos o montos exactos de algún tema o proyecto y se comprometían a hacerlos llegar en el transcurso de la tarde a los correos electrónicos de los demandantes de información.
No siempre cumplen con su palabra, reconocía el doctor Gregor Mayntz, presidente de la BPK, pero “de no enviar la información requerida, seguramente la agenda del próximo viernes la marcará de nuevo esa misma petición de informes, hasta que la proporcionen”, advertía al grupo invitado de periodistas centroamericanos que observaban impresionados en las últimas filas de la sala el modelo periodístico, único en el mundo, que practican los corresponsales alemanes de prensa y que el pasado 11 de octubre cumplió siete décadas de funcionar.
Su independencia del gobierno hace que sea una asociación muy libre de crear sus juicios, ya que en ningún otro país los propios periodistas corresponsales pueden organizar conferencias de prensa con el gobierno.
Los “corre-corre” de los periodistas detrás de un funcionario para que brinde información hace ya buen rato quedaron sin vigor en el país teutón; al menos para más de 900 periodistas alemanes que forman parte de la Bundespressekonferenz...
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