TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Murvin Andino propone en “El último baktún” una lectura poética de la mitología maya, su cultura y sobre todo los procesos históricos que se dieron a partir de la llegada de la población extranjera a América.
El nombre del poemario, que es también el nombre del poema inaugural, sugiere ya el fin de algo, si se quiere explicar con tecnicismos sería el último ciclo de 144,000 días según el calendario maya, sin embargo, lo que se sugiere en esta poética sobrepasa esta frontera, y deja mensajes más profundos.
Por ejemplo, en el segundo poema Andino protesta: “Siglos atrás llegaron los viajantes precedidos de un / extraño viento / a invadir la sangre inofensiva / la herencia sagrada de los pueblos [...]” (pág. 14), sin embargo, el fin no llega con este encuentro de culturas, sino que continúa: “En todos lados su invasión se tornó nefasta, / las ínsulas sagradas del espacio, / precipicios y estandartes se negaron, / interiores indelebles / monolitos donde el mal no llegaría” (pág. 15). Es decir, el último baktún no pasó, sino que está en curso.
Desde el punto de vista técnico, varios de los poemas expresan su yo poético en primera persona plural: “Todo volvería con nosotros hechos sombras” (pág. 16). También en: “Para nosotros el estallido era una campana [...] También se había jurado sentencia; / el hombre moriría como un animal acorralado” (pág. 17), o en: “Desde entonces, / como una cuestión de experiencia / llevamos cadenas en el cuerpo / para no borrar los días de indecencia” (pág. 38).
Esta pluralidad podría facilitar que nos ubiquemos en el presente. De hecho, en el tercer ejemplo que recién se proporcionó, la primera persona plural está expresada en su forma verbal del presente indicativo “llevamos”.
Y en los dos ejemplos que le anteceden, aparece el tiempo condicional “volvería” y “moriría”, que según la lingüista Axelle Vatrican “permite considerar la acción como hipotética sin situarla en un eje cronológico”, es decir, nos libera de pensar si esto pasó, está pasando o pasará, hecho conveniente para este discurso poético.
Sumado a esto, los poemas se refieren en repetidas ocasiones a la descendencia, como una forma de continuidad de lo que a veces podríamos creer como un hecho del pasado y nada más.
En cuanto a recursos estéticos en “El último baktún” se echa mano de lo más natural en la poesía, son poemas que no pretenden revolucionar la poética o llevarla a sus fronteras, su apuesta es más discursiva, sin embargo, se resalta el uso de más de un adjetivo para un solo sustantivo: “Reinos perdidos, antiguos, teratomorfos, descendientes directos de la niebla” (pág. 26), como creando una triangulación semántica que robustece el significado.