Siempre

Lucha por los derechos civiles continúa

Luego que Tommie Smith y John Carlos ganaran los 200 metros planos en las Olimpiadas de México 1968, se les trató con desprecio por su acción de protesta a favor de los derechos civiles

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27.10.2018

Es sorprendente lo jóvenes que eran Tommie Smith y John Carlos cuando hicieron el saludo del Poder Negro en el podio de los Juegos Olímpicos de 1968 en Ciudad de México.

Smith tenía 24 años y Carlos 23 en esa protesta desafiante que se convirtió en una de las imágenes más icónicas del siglo XX.

Cincuenta años después, y convertido en un hombre al que su próstata le da continuos problemas, Carlos sigue desafiante, aunque lamenta que el racismo y los abusos de derechos humanos contra los que protestó siguen vigentes.

Sin embargo, el exatleta mostró optimismo en una visita reciente a Ciudad de México.

Carlos visitó el Estadio Olímpico para reencontrarse con el momento en que él y Smith cambiaron sus vidas para siempre tras ganar el bronce y el oro, respectivamente, en los 200 metros planos.

“Fui al estadio y sentí la misma vibra que cuando estuve en México hace 50 años”, dijo Carlos poco después en la Universidad Nacional Autónoma de México, “sentí que volvía a casa”.

Parias olímpicos
Sin embargo, su relación con los eventos de ese día no siempre fue tan sencilla.

Ambos atletas pagaron un precio alto por exhibir públicamente a su país mientras el himno nacional se escuchaba en los primeros Juegos Olímpicos que fueron televisados en vivo.

Expulsados de Ciudad de México y suspendidos del equipo olímpico, regresaron como parias a Estados Unidos, donde estaban frescas las heridas por el asesinato de Martin Luther King Jr. en esa primavera boreal y las protestas que le siguieron.

“Cuando fuimos a Ciudad de México, había un sol que iluminaba el universo; cuando volvimos a casa, era como si viniera una gran tormenta y era desolador”, dice Carlos.

Él y Smith recibieron amenazas de muerte, perdieron sus empleos, los investigó el FBI y sus amigos y compañeros los abandonaron.

Carlos recuerda cómo la gente que antes tenía “amor, admiración y respeto” por él, se alejaba si alguien con una cámara se aproximaba a tomarle una fotografía.

Le tomó años darse cuenta que lo dejaban por miedo. “Te dejaban por miedo, miedo a represalias, miedo a lo que me habían hecho, cómo nos mandaron a mí y a Tommie Smith al ostracismo”.

Los matrimonios de ambos terminaron y sus vidas cayeron en la ruina. La esposa de John Carlos se suicidó en lo que él califica de “la mayor tristeza de mi vida”.

“Eran tiempos desoladores”, dice.

Un café con el FBI
Encantador y gracioso, mantuvo su sentido del humor a pesar de todo.

Ligeramente encorvado, pero todavía ágil, el simpático Carlos hizo reír a su audiencia con varias historias, incluyendo la ocasión en la que vio a un agente del FBI en un auto afuera de su casa y lo invitó a tomar un café.

El agente dijo que estaba cerca del retiro y que no podía romper las reglas. “Bueno, le pregunto que si las reglas decían que yo no podía salir y tomar una taza de café con él”, dice.

El agente finalmente aceptó y ambos charlaron en su auto. Un sonriente Carlos provocó carcajadas cuando objetó que su protesta cayera dentro del movimiento del Poder Negro. Era, más bien, parte de un movimiento llamado “El Proyecto Olímpico para los Derechos Humanos”, dijo.

“No fue una protesta del Poder Negro, si hubieran querido ver poder negro eso eran nuestros traseros corriendo en la pista”, dijo.

“Era el Proyecto Olímpico por los Derechos Humanos. Estamos preocupados por los derechos humanos, la humanidad. Eso incluye cada sector de la sociedad”, dice.

Héroes de nuevo
Luego de que una lesión terminara con su breve etapa de jugador de football americano, Carlos finalmente tuvo un trabajo como jardinero en California.

Ahí empezó a recuperar su vida a medida que Estados Unidos cambiaba su forma de pensar sobre él y Smith.

En los ochenta era entrenador de atletismo en una escuela. Al inicio del siglo XXI, él y Smith tuvieron estatuas en su honor.

Pero su coraje reaparece cuando habla de los problemas raciales actuales en Estados Unidos.

Del Poder Negro de 1968 al movimiento Black Lives Matter, de sus puños en alto a la rodilla doblada del jugador de la NFL Colin Kaepernick, poco ha cambiado en los turbulentas relaciones raciales en el país, dice.

“En términos de derechos civiles, un caracol se ha movido más rápido en 50 años que nosotros”, dice.

Llamó a Kaepernick “mi héroe” y compartió consejos para la próxima generación de quienes buscan un cambio.

“Cuando vengan por ti, puedes estar seguro de que estás en el lugar indicado”.

Momento en que Smith (307) y John Carlos (259) ganan las medallas de oro y bronce en las Olimpiadas de México 1968.