Siempre

Mafalda, pequeña filósofa que sigue viva en sus libros

Vamos a hablar de Mafalda, el personaje de Quino, cuyas reflexiones tienen más de 50 años de vigencia

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10.06.2017

El padre de Mafalda es Joaquín Salvador Lavado, inmortalizado como Quino. Hijo de inmigrantes españoles, nació en 1932 en la provincia de Mendoza, en Argentina.

Fue su tío Joaquín quien despertó su interés por el dibujo cuando tenía tres años de edad. En 1949 abandona la Facultad de Bellas Artes con la intención de convertirse en un autor de viñetas.

En 1954 se establece en Buenos Aires y publica su primera página en la sección de humor semanal, un año después comienza a publicar regularmente. Sus colecciones salen a la luz en su primer libro “Mundo Quino” en 1963.

En ese mismo año es contratado para hacer una campaña camuflada para los electrodomésticos Mansfield.

Era necesaria una familia para que aparecieran dichos electrodomésticos en un contexto apropiado. Por ejemplo, si la madre estuviese limpiando con aspiradora, esta sería de la marca Mansfield. Pero la campaña no llegó a realizarse y Mafalda quedó en el cajón del dibujante. Hasta que en 1964 Julián Delgado, secretario de redacción de Primera Plana, pidió una historia de viñetas, se acordó de Mafalda y ahí comenzó todo.

Mafalda nace así en los años 60, con todo su idealismo y espíritu de lucha, en el contexto de mayo del 68, del “Seamos realistas, pidamos lo imposible”, del feminismo, de los hippies, de la llegada del hombre a la Luna, y Mafalda es influenciada por la década en la que nace.

Mafalda se retira el 25 de junio de 1973. Hoy mismo, incluso, muchos son los que le piden a Quino que la resucite, y este autor responde que no puede resucitar a Mafalda porque ella no murió. Continúa bien viva, su sabiduría circula hoy por Internet, sus libros continúan siendo vendidos.

Mafalda está hoy más viva que nunca.

Cuando le preguntaban si se siente a disgusto hablando de Mafalda, respondía: “No, de ninguna manera”. Muchos creen que Mafalda me persigue, pero no es así. Ella solo me acompaña. En mi caso no se da la situación del autor que siente celos de sus personajes. Además, me siento feliz de que la elogien, pues es parte de mí mismo.

Las personas siempre necesitan de un nombre y un personaje con el que identificarse, es lógico que se acuerden más de Mafalda: fue el único personaje en viñetas que hice. Pero las mismas cuestiones que la preocupaban y que me preocupan aparecen en las páginas humorísticas que publico en la revista Clarín.

Sus debates

Analicemos muy brevemente algunos temas en que se centra repetidamente su obra.

-La primavera. Es vista como la esperanza del futuro, de cosas nuevas que pueden nacer: que la guerra puede terminar, puede haber paz y justicia para todos. Esa idea vuelve a repetirse con la llegada del Año Nuevo.

-El mundo. Es el compañero de Mafalda en muchas viñetas. Ella cuida de él cuando está enfermo, habla mucho con él y le pide que tenga paciencia con los humanos, pues todos somos muy irresponsables. Simboliza, en una clave, que el mundo es de todos y como tal somos responsables de lo que le suceda.

-La mosca y la hormiga. Aparecen muchas veces para personificar a la humanidad que no despierta, que se porta casi como un animal. Mafalda siente mucha pena por ellas.

-El ajedrez. Felipe aprende a jugar al ajedrez y decide enseñar a los amigos, pero nadie entiende muy bien las reglas. Cuando pierden, cada uno muestra su personalidad, a nadie le gusta perder. En el contexto de la obra es utilizado para hacer analogías con la política internacional.

Los diversos personajes forman una red compleja, en todos nosotros vive un poco de cada uno de ellos. Todos tenemos un poco del soñador Felipe y de la futilidad de Susanita.

Quino dice que el humor no puede cambiar el mundo y hay en ello cierta verdad, pero creemos que puede despertar conciencias. Es por ello por lo que agradecemos su obra.