TEGUCIGALPA, HONDURAS
Un nuevo espacio para el cine nacional que valora y visibiliza el trabajo de realizadoras y realizadores de cortometrajes y, a su vez, genera un ambiente de comunidad para comentar y aprender más sobre el cine y el audiovisual. El pasado martes 29 de mayo comenzó este nuevo circuito de proyecciones en el centro de Tegucigalpa, Casa Quinchón|Connect Cowork.
En este espacio se dará primacía a la proyección de cortometrajes y, aprovechando estas piezas audiovisuales de duración -a priori y por su naturaleza- corta, se plantean productivos conversatorios posteriores al visionado de los filmes.
En esta especial ocasión de “apertura” se presentaron dos cortometrajes ganadores en festivales centroamericanos: “Merlo”, de la directora Samantha Hernández y con la fotografía de César Hernández; y “La Leona”, realizado enteramente por Jessica Guifarro. Para el coloquio posterior se me invitó para moderar, junto a Ana Martín, las impresiones de dichas producciones y motivar al público asistente para desarrollar un dinámico conversatorio.
Ambas directoras presentaron su opera prima en cortometraje, sin embargo, no son neófitas en la producción audiovisual. Samantha, por su parte, proviene de desarrollar el rol de productora en diversas piezas audiovisuales y Jessica, por su lado, proviene de la actuación en diversas producciones de cine.
Uno de los pensamientos satisfactorios que me generó esta noche tiene que ver con el hecho de que todos los que asistimos, como público y como expositores, teníamos en mente ir a ver y comentar sobre cine, y siendo ambos cortometrajes a presentarse dos documentales es muy esperanzador comprobar que ya, al menos en estas instancias, no discriminamos las producciones documentales de nuestra filmografía.
Sobre los cortometrajes
“Merlo” toma como sujeto central de la trama a Ariel Merlo, conocido y excéntrico músico y su relación con la ciudad. “La Leona” (el barrio), sujeto principal del trabajo de Guifarro, no menos conocido y excéntrico, nos es presentado de una manera muy fresca, libre y sin reparos del tipo “políticamente correcto”.
Ambas piezas cumplen, además de funcionar como piezas expresivas de elementos cinematográficos, con mostrar aspectos poco conocidos y muchas veces subvalorados de una ciudad muy especial y orgánica como Tegucigalpa, conocida internacionalmente por ser una de las ciudades más peligrosas de Latinoamérica.
Es de felicitar a las y los realizadores nacionales por seguir haciendo cortometrajes y a estas iniciativas de promoción, esperando que su continuidad y permanencia contribuyan al crecimiento de la producción y el análisis de los cortometrajes en nuestra región.