COPÁN RUINAS, HONDURAS.- Fue en 1989 cuando por primera vez aparece en las notas de campo del arqueólogo hondureño Ricardo Agurcia la existencia de un templo debajo del Templo 16.
Este Templo 16 fue el último de una serie de templos construidos uno sobre otro, una práctica común en Mesoamérica.
Lo que nunca imaginó el investigador fue la importancia que revestía a este nuevo monumento encontrado bajo tierra y bautizado como Rosalila; posteriormente se supo que “dentro del mundo maya en su totalidad, no hay otro templo comparable”, dice Agurcia.
Rosalila, insólito
Lo primero que se observó de Rosalila hace 34 años fue una pared blanca, llevó muchos años entender sus dimensiones completas, como por ejemplo, que tiene tres pisos.
Al inicio de las investigaciones y a medida iban excavando y avanzando con los túneles, Agurcia pensó que llegarían al lugar donde habían cortado y destruido el templo, como hacían los mayas con todos los edificios, pero la sorpresa fue que “Rosalila está preservado en un 95%, y eso es insólito”.
Esto daba pie a hipótesis sobre el porqué los mayas trataron de manera diferente a este monumento, explica el arqueólogo que la manera como enterraron este templo fue como si se tratara de un ser querido, fue tratado con mimo, con mucho cuidado, con la intención de que perdurara debajo de la tierra.
Agurcia detalla que al momento de enterrar el templo lo embalsamaron con una capa de estuco gruesa. El edificio ya tenía 18 o 20 capas sobre su pared original, porque durante el tiempo que fue usado lo pintaban por mantenimiento, y en este caso esas capas tienen color, no obstante, la última que se visualiza es blanca, “esta es una práctica que tienen los mayas en los entierros de sus seres queridos, solo permitían flores y envoltorios blancos, todo lo que tiene que ver con lo blanco está relacionado con la muerte y los enterramientos.
Entonces a Rosalila lo entierran como si fuera un ser querido, cuando van poniendo relleno se nota que lo hacen con mucho cuidado, porque si no lo hubieran destruido completamente”.
A la fecha, solo el 50% de la estructura está expuesta, aunque no al aire libre, se ingresa por túneles.
El otro 50% sigue bajo tierra, “yo espero que sea estudiado con nuevas tecnologías, nuevos avances en el futuro, pero eso queda para las próximas generaciones de arqueólogos hondureños”, expresa Agurcia.
Rosalila, más antiguo
Ahora bien, ¿qué indican los nuevos hallazgos de Rosalila? Agurcia nos cuenta que tras volver a evaluar lo que se sabe del templo más importante de Copán, y que en palabras de él “es un proceso que nunca se acaba porque la ciencia no tiene fin”, han descubierto que Rosalila no fue construido en el año 600 d.C. (después de Cristo), sino más bien en el año 500 d.C., alrededor de 100 años antes.
Los indicios que los han llevado a esta conclusión es el estudio de la cerámica asociada con el edificio, combinando el conocimiento de las diferentes ciencias y fechamientos con radiocarbón y otras tecnologías.
“Tenemos por ejemplo toda la secuencia de la Acrópolis desde el principio, con la casa y la tumba del fundador de la dinastía (K’inich Yax K’uk’ Mo’), y vemos lo que van construyendo los mayas, encontramos a corto plazo que Rosalila está mucho más abajo, en fechas más tempranas de lo que pensamos, cuando todavía no teníamos esa visión completa de la construcción de la Acrópolis”, amplía Agurcia.
Este hallazgo los lleva a otra conclusión: los investigadores pensaban que el edificio estuvo en uso tal vez unos 50-100 años, en comparación con otros que tras 10 años los enterraban.
Pero la antigüedad de Rosalila y la fecha en que fue enterrado, indica ahora que el templo fue usado por los mayas durante 200 años.“En un bloque jeroglífico, con el avance en el desciframiento de los jeroglíficos, llegamos a entender que lleva el nombre del doceavo gobernante (K’ahk’ U Ti’ Witz’ K’awiil conocido como Humo Jaguar), por la manera en que está ubicado ese bloque y el nivel en donde está, sabemos que es cuando empezaban a enterrar a Rosalila, entonces estamos hablando ya del año 700 d.C., si fue creado en el 500 y fue enterrado en el 700, nos damos cuenta de que el edificio tuvo 200 años de vida, algo insólito”.
El templo no fue enterrado de un solo, lo hicieron poco a poco, “quizá hasta el reinado del decimotercer gobernante de Copán, 18 Conejo, lo entierran completamente y construyen una pirámide nueva encima”.
Rosalila, un enigma
Rosalila en sus 18.5x12 metros de dimensión, y sus 14 metros de altura, alberga grandes misterios que no han sido revelados, “el estudio de Rosalila me habré muerto yo y no va a haber terminado, siempre hay alguno nuevo, interesante, no solo por el monumento mismo y su increíble estado de preservación, sino por que los avances en la ciencia nos permiten ver la misma cosa de una manera diferente”, concluye el descubridor del templo.
¿Para qué lo usaban los mayas?
Rosalila era un centro de veneración del fundador de la dinastía maya K’inich Yax K’uk Mo’, que reinó desde el año 426 hasta el 437 d.C.
Agurcia manifiesta que “sabemos que habían otros templos anteriores para el fundador, pero no quedaron expuestos por tanto tiempo y ese es un misterio del cual no tenemos respuesta”, pero sí saben que Rosalila fue de gran importancia para los mayas, y agrega que “nos quebramos la cabeza tratando de entender tanta cosa que hacían los mayas”.
“Como científico me siento honrado y comprometido con hacer todos los estudios posibles, con las mejores tecnologías y el mejor conocimiento que la ciencia moderna nos permite para entender la función y el uso que se le daba a este edificio”.
“Rosalila es más antiguo, fue usado por más tiempo y fue el principal templo de veneración de Copán en la época de apogeo y los reyes más grande que tuvo la ciudad”.
Ricardo Agurcia
Arqueólogo