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Revista Tictac, Cristóbal Cruz: 'Por mi oficio conocí al ‘Macho’ Figueroa”

El cantautor y maestro en barbería que le cortó el pelo a presidentes, jugadores y empresarios

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10.01.2020

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Viendo sus fotografías de antaño, don Cristóbal Cruz se sube a la máquina del tiempo para contar su etapa de niño y joven en las pampas olanchanas cuando hacía bromas con sus amigos, cuando salían a nadar al río y “al terminar venían otros amigos y nos enlodaban cuando estábamos desnudos para que no nos fuéramos, entonces nos teníamos que volver a bañar... ja, ja, ja”.

Sentado en su vieja silla de barbería, la que conserva desde hace 35 años en el porche de su casa en la colonia Hato de Enmedio de Tegucigalpa, don Cristóbal recuerda detalles del oficio que lo llevó a conocer a los expresidentes Ramón Ernesto Cruz (Partido Nacional) y Carlos Roberto Reina (Partido Liberal), y al histórico delantero de la Selección Nacional de España 1982 Roberto “El Macho” Figueroa, con quien entabló una buena amistad.

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¿Qué recuerda de su amada Juticalpa, don Cristóbal?
Nací en Juticalpa y mi infancia fue sana, jugamos bastante con mis amigos y compañeros de la escuela y cuando peleábamos nos dábamos de golpes o trompadas pero en aquel tiempo eran pleitos sanos y si uno vencía al otro le decían: ‘Me macaneaste y ya, sos mejor que yo’.

¿Cómo era la situación económica en su hogar y en sus estudios?
Tuve muchas limitaciones, pero gracias a Dios yo estudié mi primaria aunque bajo una limitación de bastante pobreza.

Bajo esa situación, ¿alguna persona le ayudó?
En la primaria y en los primeros años del colegio fui compañero de Edmundo Orellana (el primer fiscal general del Ministerio Público de Honduras), con quien hasta la fecha somos muy buenos amigos. Él fue bien bondadoso. Tipo 10:00 de la mañana le solían llevar un pichel de fresco bien heladito y una ristra de sándwiches y él me regalaba en medio de mi pobreza.

¿Fue bueno para las matemáticas en sus estudios?
Siempre le tuve miedo a los números, la verdad fue algo que nunca me gustó; sin embargo, logré cursar la primaria y parte del colegio. Pero en cuanto a los números fui bastante malo.

¿Qué lo motivó a venirse del pueblo a la capital?
Se me ocurrió cuando estaba sentado en el parque de Juticalpa, muy triste porque una novia que tuve se fue a vivir a la ciudad de La Ceiba y jamás la volví a ver... en aquella etapa de un joven enamorado me vine con la idea de querer superarme y ayudar a mis padres, y por supuesto olvidarla a ella.

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Se vino a los 20 años de Juticalpa con
el sueño de triunfar en la capital. En
su maleta traía solo el oficio que su
padre le enseñó y que le permitió
conocer a importantes figuras...



¿Cómo inició en el oficio de la barbería?
Comencé a trabajar la barbería a los 15 años porque mi papá fue barbero en nuestro humilde hogar. Cuando tenía 20 años conseguí trabajo en la barbería El Pueblo de Comayagüela y Los Diplomáticos de Tegucigalpa. Allí fue donde conocí a empresarios, funcionarios de gobierno y deportistas en los años ochenta. Y así fue que me convertí en maestro de la barbería.

¿A quiénes conoció mientras cortaba el cabello?
Yo le corté el cabello a los en esos entonces presidentes, el doctor Carlos Roberto Reina y Ramón Ernesto Cruz. No digo que era su barbero permanente pero me tocó atenderlos; al igual que a Jorge Arturo Reina, al abogado Rigoberto Chang Castillo; a la familia Villeda Morales: Ramón, Rubén y Mauricio, y varios empresarios.

¿Qué le decía el expresidente Carlos Roberto Reina?
Me decía: “Ajá, maestro, ¿qué tal?, es un gusto verle. ¡Déjeme guapo!”, y cosas así nada más. Era una persona que no era tan comunicativa que digamos.

¿Por cortarle el pelo a “El Macho” Figueroa se convirtió en su amigo?
Cuando ya tenía mi barbería, Roberto “El Macho” Figueroa me visitaba y nos convertimos en amigos. Yo siempre le decía: ‘Ajá, ‘Macho’, púchica, qué golazo el que metiste” y él me contestaba: “¡Ah! Yo solo le pegué, pero mi satisfacción es que mi país ganó, hermano”.

¿Pero usted le pidió que se dejara tomar una foto cuando le cortaba el pelo?
Por la amistad que teníamos le dije: “‘Macho’, fijate que quisiera una foto tuya para hacerle publicidad a mi negocio” y él me dijo: “Hacela, hacela. Lo que querrás”, y fue así como logré una fotografía con el histórico “Macho” Figueroa.

¿Alguna vez le hizo un mal corte a un cliente de renombre en el país?
Claro, al entrenador del Olimpia en los años setenta, el chileno Jaime Ramírez Banda. Una vez llegó a la barbería y era mi turno para atender, pero no le entendí cómo quería el corte y el pelo le quedó todo parado, se molestó y me dijo: “¡Me has arruinado el pelo, primera vez que me arruinan el pelo!”. Yo le dije: “Está bien, profe, no le voy a cobrar nada, así déjelo”.

Y entonces él me contestó: “No, no, no… de ninguna manera. Tomá, es tu dieta, aquí está para tu dieta, es tu trabajo. No me comprendiste lo que yo te pedí”. Y de ahí se fue molesto.

Bueno y a propósito de todo esto del fútbol, ¿es usted un apasionado al balón?
Como jugador no fui muy bueno y eso me pasó factura cuando era delantero. Fuimos a un partido y llegamos 12, yo estaba en la banda y en pleno partido un compañero se fracturó. Entonces los compañeros le decían al entrenador que me metieran a mí y de repente se levanta el profe y dice: “No, mejor así sigan con los 10 que están, con 10 terminen”... ja, ja.

Y finalmente también es músico. ¿Hasta dónde llegó con su música?
La música que yo escribí y canté es cristiana. Compré una grabadora para cuando me inspiraba y así pude grabar 10 volúmenes, los cuales distribuí en varias iglesias de Centroamérica. Ya no canto, solo me quedaron de recuerdo los discos compactos que pude sacar a luz para consumo propio.