Sus gritos de auxilio aún están clavados en la mente de los vecinos de la colonia Loarque de la capital de Honduras. Don Mario Efraín Cruz Hernández -empleado de un taller de pintura automotriz- luchó por su vida al caer a la quebrada que lleva al río Choluteca y cuyas aguas crecieron producto de las lluvias que azotaron a la capital la tarde-noche del jueves.
Su estado de ebriedad complicó sus reflejos y aunque el agua todavía no lo había arrastrado, simplemente por sus propios medios no podía salir. De su lucha fueron testigos varios guardias de seguridad de la zona que por temor a caer no tuvieron el valor de ayudarlo.
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De a poco y ante la espera de la llegada del Cuerpo de Bomberos el hombre de la camisa cuadriculada y pantalón café se perdió con la corriente.
En casa su hija Andrea Michell Cruz recibía la advertencia que su papá había sido víctima de un descuido y estaba desaparecido.
A la búsqueda del señor y con la esperanza de encontrarlo con vida se sumaron sus dos hermanos, el Cuerpo de Bomberos y compañeros de trabajo.
Sin embargo, el corazón de la joven Andrea Michell se partió al recibir el llamado que en el río Choluteca, a inmediaciones de la colonia La Vega, flotaba el cuerpo de un hombre con las características de las de su papá.
“Siempre me decía que me amaba y yo le respondía que también'', dijo la joven mientras lloraba. ''Los guardias le pudieron ayudar. Extraño a mi papá'', reprochó.
El rescate del cadáver estuvo a cargo de equipos de socorro quienes tuvieron que hacer un arduo trabajo para rescatar el cuerpo sin vida.
Finalmente la niña lo vio por última vez y le recalcó su amor: 'Te amo papi, te extraño mucho''.
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