Con un ataúd blanco, los habitantes sobrepasaron la cerca de seguridad donde yacía el cadáver calcinado de la pequeña. Los pobladores quitaron todo de su camino y tomaron el cuerpecito de la menor para meterlo al cajón.
Entre gritos, llantos y rostros de sorpresa de los curiosos y los elementos de la Policía Nacional que 'protegían' la escena, el grupo de más de diez hombre bajó las gradas con el féretro en hombros.
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Dos de los vecinos, presuntos familiares de Emily, lanzaron una de las láminas que cubría el cadáver y rápidamente se hincó en el lugar llorando, para luego proceder, junto a los demás, a sacar a la infante.
Con la misma velocidad subieron nuevamente las gradas de la zona donde se registró el siniestro y recorrieron con el cuerpecito de la menor toda la colonia Fernando Calderón.
La escena del nuevo desastre se repite solo 24 horas después que dos niños más perdieron la vida en las mismas condiciones el viernes en Los Bordos de El Limonar de la ciudad de San Pedro Sula.
Hasta ahora las autoridades no se han pronunciado sobre el caso que nuevamente enluta a la población hondureña, específicamente a los de la capital de Honduras.
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