Bajo investigación
SAN PEDRO SULA, HONDURAS.-“Mami, caliénteme la comida que ya voy a llegar a la casa”, fueron las últimas palabras que le dijo Lilian María Lara Murillo a su madre, por medio de una llamada telefónica, minutos antes que dos asaltantes le quitaran la vida en el interior de un microbús de la ruta siete.
El martes, su familia y decenas de amigos, compañeros de trabajo, estudiantes y profesores del colegio donde cursó sus estudios secundarios, le dieron el último adiós a la universitaria que fue descrita por todos como una estudiante de excelencia académica, aplicada, una gran hija y amiga leal.
El cuerpo de Lilian Lara fue llevado a una funeraria en el barrio Suyapa, donde fue velado desde las 3:00 de la mañana, hasta en horas de la tarde de ayer martes.
Miguel Lara, hermano de Lilian, contó entre lágrimas, que su hermana “era una gran persona, muy querida y apegada a sus estudios y su familia, es una terrible pérdida para la familia, será difícil para nosotros asimilar su partida”.
Contó que la joven tenía contemplado cursar dos carreras simultáneas por lo que el próximo año quería matricularse también en la carrera de Contaduría Pública, ya que soñaba con dar clases.
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Estaba a punto de graduarse
Lilian María era pasante de la carrera de Administración de Empresas en Universidad Nacional Autónoma de Hondura-Valle de Sula (UNAH-VS), de la que egresaría en los próximos meses.
A las 2:30 de la tarde salió el cortejo fúnebre rumbo al cementerio Jardines del Recuerdo, en esta ciudad, donde fueron sepultados sus restos mortales, en medio de mucha consternación.
