La descarga de varias armas de fuego terminó con la tranquilidad que imperaba la tarde de ayer en la colonia La Sosa de esta capital de Honduras.
La sangre corría una vez más por las calles hondureñas y, como es costumbre, las autoridades aseguraban que ‘‘se desconoce el móvil del hecho’’.
La escena del crimen generaba terror. En el interior del taller Elvir, dedicado a la reparación de vehículos y motocicletas, seis personas del sexo masculino estaban tendidos sobre el piso, en fila, boca abajo, con disparos certeros en sus cabezas y varios casquillos a su alrededor.
Otras dos habían sido trasladados a la Sala de Emergencia del Hospital Escuela Universitario (HEU), pero la lucha de los médicos fue en vano, los disparos comprometían órganos vitales de las víctimas, quienes minutos después de llegar al centro hospitalario fallecieron.
Las autoridades del centro hospitalario identificaron a los fallecidos como Norman Alexis Mejía Flores, de 18, de oficio mecánico, y José Antonio Peralta Ruiz, de 40 años.
Cinco de las otras seis víctimas fueron identificadas por vecinos de la zona como José Rafael Coello, de 26 años, quien al parecer era cliente del negocio; Cristhian Andino Ruiz, de 20; José Alberto Valladares, de 24; Teonis Ramsés Torres Ortiz, de 25; y Ángel Samuel Salgado, de 20.
Este último había empezado a trabajar como mecánico hace dos días, según indicaron personas que se acercaron al lugar.
El crimen
Eran aproximadamente las 4:00 de la tarde, las actividades transcurrían como de costumbre, entre tuercas, herramientas y amenas pláticas de los ahora fallecidos. De pronto al lugar conocido como ‘‘Paseo el Sitio’’ llegaron varios hombres fuertemente armados a bordo de un vehículo pick-up doble cabina, color blanco, tres de ellos se conducían en la paila.
Otro de los criminales al parecer se transportaba en una motocicleta. Dos minutos después los hombres, que según testigos portaban pasamontañas y chalecos antibalas con las siglas DNIC, de la desaparecida Dirección Nacional de Investigación Criminal, se bajaron del vehículo apuntando con sus armas de fuego a las personas que estaban en el interior del negocio.
Los autores del hecho obligaron a las víctimas a colocarse en el piso boca abajo y, sin temor al retén militar que estaba ubicado a pocas cuadras de la zona, dispararon sin piedad.
Al cometer el crimen los autores abandonaron el lugar, burlando así a la autoridad policial.
Minutos más tarde una llamada alertaba a elementos de la Policía Nacional sobre la masacre que en total dejó ocho víctimas mortales y el dolor y luto de sus familias.
Al lugar se hicieron presentes elementos de la policía, fiscales, técnicos de Medicina Forense y agentes de la Dirección Policial de Investigaciones para hacer el levantamiento de los cuerpos sin vida.
También se hicieron presentes familiares de las víctimas que con llantos desgarradores pidieron al divino creador y a las autoridades hondureñas hacer justicia por el hecho.
Ayer mismo, elementos de Policía Militar realizaron allanamientos y montaron retenes hasta altas horas de la noche con el fin de dar captura a los hechores, acción que no tuvo resultados.
El levantamiento de los cuerpos culminó antes de la medianoche y fueron ingresados a la morgue de Medicina Forense, donde dos equipos de médicos realizarían las autopsias.