Tegucigalpa, Honduras
Los cambios de mando realizados recientemente por la cúpula policial en los mandos intermedios han causado suspicacia dentro de la misma institución armada y en la población en general.
El acuartelamiento de decenas de miembros de la escala básica de la Policía Nacional, en la sede del Comando de Operaciones Especiales Cobras, el martes 5 de diciembre, habría sido el detonante para remover de su cargo al jefe de esta unidad de la Policía.
Es así que no habían transcurrido ni 24 horas cuando el director de la Policía, comisionado general Félix Villanueva, oficializó en una ceremonia el cambio de mando.
Golpe de barraca
Desde ese día la Dirección Nacional de Fuerzas Especiales pasó a estar bajo el mando del subcomisionado Javier Díaz Herrera, quien sustituirá al comisionado Miguel Ángel Amaya Amador.
Díaz Herrera, horas antes de ser nombrado, fue el mediador entre la Secretaría de Seguridad y un fuerte grupo de policías de la escala básica que, según ellos, no querían seguir en las calles ejerciendo labores de represión policial contra la ciudadanía. Aunque no fue hecho oficial por la Secretaría de Seguridad, también fueron removidos de su cargo el jefe de la unidad Cobras de San Pedro Sula, el comisario Encarnación Guerrero. El oficial fue trasladado a Tegucigalpa y está a disposición de la Dirección General de la Policía.
¿Les pasará factura?
De igual manera, otro que podría correr peor suerte es un clase I de Policía, de apellido Carrasco. Este y otros cuatro compañeros más de su mismo rango podrían ser despedidos de la Policía por haber estado al frente de la protesta, a pesar del acuerdo firmado ante representantes de derechos humanos el 5 de diciembre.
