TEGUCIGALAPA, HONDURAS.- Presuntos problemas personales y actos propios de la Pandilla 18 serían las principales hipótesis del asesinato de tres privados de libertad al interior de la cárcel de Támara.
“Son actos propios de ellos por mantener sus propias reglas o querer imponer sus formas de guiarse, pero con esto lo que van a traer para ellos son medidas coercitivas mayores a las que tenían”, opinó el comandante de la Policía Militar de Orden Público (PMOP), Ramiro Fernando Muñoz en relación a las primeras hipótesis del triple crimen.
Muñoz confirmó que Medicina Forense dictaminó que la muerte de los reclusos se debió a estrangulamiento usando plásticos y quedando cerca en un módulo estrecho.
Los cadáveres de los reclusos fueron trasladados hasta la morgue capitalina donde no han sido reclamado por familiares,
Además, informó que dentro del centro penitenciario no se reportó ningún amotinamiento y reyerta y la riña se habría producido en la celda de máxima seguridad, solo se encuentran integrantes de dicha Pandilla.
“No ha habido ningún choque entre policía, militares o agentes penitenciarios y miembros privados de libertad en ningún momento, en lo que le digo es lo que acabamos de ver ahorita y vengo llegando de ahí porque quisimos investigar directamente”, agregó el también director de centros penales.
¿Quiénes eran los pandilleros asesinados?
José Virgilio Sánchez Montoya, alias “El Pechocho” estaba cumpliendo tres condenan por el asesinato de 19 personas, entre ellos los 17 masacrados de la zapatería el 7 de septiembre de 2010 en el barrio San Francisco de San Pedro Sula.
En esa ocasión, “El Pechocho” en compañía de otros pandilleros atacaron a los 17 jóvenes por presuntamente simpatizar con la Mara Salvatrucha (MS-13)
Sánchez Montoya se encontraba cumpliendo una pena de más de 500 años de cárcel.
Norlan Alcides Ardón, alias “Lucifer” era miembro de la Pandilla 18 y fue ingresado a la penitenciaría el 10 de octubre del 2002, acusado por asesinato, lesiones y asociación ilícita y debido a su mal comportamiento fue trasladado a las celdas de máxima seguridad en Támara.
Estando allí, en el 2012, fue atacado por otro recluso identificado como Ramón Velásquez, “Moncho” Cálix, quien le disparó en tres ocasiones, salvándose de morir.
De “El Cuervo” no se tiene mucha información