EL CACAO, INTIBUCÁ, HONDURAS
Desde hace varias décadas, los pobladores de la comunidad de El Cacao, en el municipio de Intibucá, le declararon la guerra a las bebidas alcohólicas. Ayer demostraron que su lucha la defienden a costa de lo que sea.
Una familia se atrevió a romper esa regla y se convirtió en la mecha encendida que hizo estallar la bomba.
Se trata de los propietarios de la pulpería Los Temerarios, donde se vendían bebidas embriagantes de manera clandestina.
El actuar de los propietarios del negocio provocó indignación entre los vecinos de la comunidad, por lo que procedieron a ponerle fin a la actividad.
Un grupo de pobladores llegó al lugar y se apoderaron de él por la fuerza, amarraron a los miembros de la familia, quemaron la pequeña vivienda construida de madera y láminas de zinc y desecharon las botellas
de aguardiente.
Los vecinos sacaron las botellas de aguardiente y la vaciaron en la orilla de la carretera, como parte de
la protesta.
Miembros del Cuerpo de Bomberos de Intibucá llegaron al lugar, pero el fuego ya había consumido en su totalidad la casa de madera donde funcionaba el ilegal negocio.
Amarrados
Debido al escándalo que se armó en el pueblo, agentes de la Fuerza de Seguridad Interinstitucional Nacional (Fusina) llegaron a verificar lo ocurrido y encontraron atados de pies y manos, y amarrados a los postes del tendido eléctrico, a los integrantes de la familia.
Ellos fueron identificados como Ernesto Domínguez Meza, María Joselina Sánchez, Dilcia Sánchez, Jovita Domínguez, Abelardo Domínguez Sánchez y Ernesto Alonso Domínguez.
Las autoridades de Fusina encontraron a varias mujeres con golpes en el rostro y otras partes del cuerpo debido a la revuelta que se armó.
Los uniformados evitaron que los enardecidos pobladores le quitaran la vida a los propietarios del negocio.