TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Una caravana de patrullas custodió los vehículos fúnebres que trasladaron los restos de los policías
Kenneth Ricardo Flores Alvarado (25) y Carlos Alberto López Mendoza (28) hasta las instalaciones de la UMEP#1, desde donde salieron la madrugada del domingo para atender una emergencia y a donde regresaron ese mismo ya sin vida.
Sus compañeros de la Policía Nacional de Honduras los esperaban alineados en cada uno de los extremos de la calle y haciendo su saludo de honor observaron cuando algunos uniformados y empleados de la funeraria descendieron los féretros para ingresarlos a la estación policial también conocida como 'El Core 7', situada en el barrio Los Dolores de Tegucigalpa.
Ahí sus colegas lloraron su partida y les dedicaron emotivas palabras de despedida, entre las que destacaron anéctodas de cómo Kenneth siempre les alegraba el día con una broma o como Carlos se convirtió en padre de una niña hace apenas algunos meses.
La Institución de seguridad del Estado fue quien compartió el doloroso video en sus redes sociales. En las imágenes también se observa a algunos miembros de la Policía Militar del Orden Público (PMOP) sumándose al triste homenaje.
Duelo en sus hogares
Más tarde, los restos del policía Carlos Alberto López Mendoza fueron escoltados hasta el municipio de Danlí, en el departamento de El Paraíso, de donde era originario. Familiares y amigos habían preparado un local para recibir el féretro y finalmente, el momento de verlo llegó en horas de la noche, cuando las patrullas y el carro de la funeraria llegaron hasta el alejado sector.Una de las personas que se encontraba en el lugar grabó el instante en que algunos policías bajaban el ataúd del carro y mientras tanto, ella y otras personas lloraban y gritaban ante el desconsuelo de tener tener frente a sí a su ser querido fallecido.
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Al fondo del video también se observa a un grupo de mariachis tocando y cantando mientras todos lloran y siguen el féretro hasta el altar.
En el caso de Kevin Ricardo Flores Alvarado, sus restos fueron velados en su casa de habitación, en la colonia 28 de marzo de la capital hondureña. Sus familiares también se desgarraron en llanto al ver el ataúd cruzar la puerta de su humilde vivienda y exigieron una investigación efectiva e inmediata.
Tras el violento ataque del que fueron víctimas, luego de que presuntamente fueran llamados a cubrir una emergencia de escándalo público en la zona 8 de la colonia Cerro Grande y fueran acribillados en el lugar, ambos agentes fueron ascendidos de forma póstuma al grado de Clase I de policía.
Autoridades de la Policía Nacional y de la Secretaría de Seguridad aseguraron que ya trabajan en las investigaciones para esclarecer el móvil del doble asesinato y las identidades de los responsables, a quienes según el director de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI), Rommel Martínez, 'se les aplicará todo el peso de la ley'.
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