Tegucigalpa, Honduras
Su misteriosa muerte causó dolor y sorpresa en su familia, mientras que en las autoridades ha despertado el interés y la obligación de saber qué fue lo que sucedió.
Hendry Jeovanny Medina Alvarado era un niño de cuatro años, amigable, respetuoso y que se emocionaba al saber que pronto iría al kínder y comenzaría su vida estudiantil.
Sin embargo, la tragedia le puso fin a su vida cuando se encontró la pistola de su padre, la colocó en su boca y la disparó.
El pequeño murió de forma instantánea, según relato de los familiares. “Estábamos todos platicando en la casa y él se metió al cuarto, y en eso escuchamos el disparo y cuando llegamos ya estaba muerto”, dijo un pariente.
El pequeño vivía junto a sus padres en el barrio Liquidámbar, en el municipio de San Isidro, en Intibucá, occidente de Honduras.
De forma inmediata a la vivienda se presentaron agentes de la Policía Nacional, quienes luego de hacer el levantamiento del pequeño cadáver lo trasladaron a la morgue del Ministerio Público en la capital.
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Investigan la muerte
Por su parte, las autoridades informaron que la Fiscalía regional de Intibucá investiga el caso debido a que el arma con que se disparó el niño no fue entregada a las autoridades por parte de los familiares del pequeño.
Según el reporte de la Policía Nacional, el padre del menor, Francisco Medina, tenía el arma de fuego guardada, pero el niño la encontró.
Dijeron que mientras se atendía la emergencia del pequeño colocaron la pistola sobre un televisor y cuando la Policía llegó el arma ya había desaparecido.
Las autoridades investigan quién tomó el arma de fuego y tratan de conocer cómo se dieron los hechos que terminaron con la vida del niño.
El cadáver del niño fue llevado a su natal Intibucá a bordo de la misma patrulla policial que lo trasladó a la morgue capitalina.
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