QUIMISTÁN, HONDURAS.- Tras más de 48 horas entre esperanza y angustia, el cuerpo de Mirna Rodríguez fue sepultado este martes, al filo de las ocho de la mañana, en el cementerio de la comunidad de Camalote en Quimistán, Santa Bárbara.
La joven, cuya familia se negaba a darle cristiana sepultura, aferrados a un milagro esperaban que finalmente despertara de lo que ellos consideraban era “un sueño profundo” pues aunque había dejado de moverse y respirar desde a madrugada del día domingo (14 de abril), su cuerpo no entraba en estado de descomposición.
Fue en las últimas horas que finalmente familiares confirmaron que la joven había fallecido, por lo que esta mañana procedieron a realizar su sepelio.
Los restos de Rodríguez fueron trasladados en caravana hasta su última morada, en el cementerio de la comunidad, mientras vecinos y amigos de la familia acompañaban a los dolientes.
Mirna, cuya edad no fue precisada, sufría de cáncer, enfermedad que poco a poco había ido apagando su vida y aunque había sido atendida por diferentes médicos, el padecimiento solo avanzó.
Su caso causó conmoción en la comunidad santabarbarense, pues llevaba alrededor de 48 horas de haber perdido el conocimiento, sin embargo, su familia esperaba que resucitara.