TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Las amenazas a muerte que fueron proferidas por un pandillero contra el motorista de una unidad del transporte urbano de la capital, unas horas atrás, fueron consumadas la tarde del miércoles en la calle principal de la colonia Los Pinos y no bastándoles, también mataron al cobrador.
La ola de criminalidad ha cobrado la vida de dos operarios más del rubro del transporte, a tan sólo 33 horas del último asesinato perpetrado contra el conductor de un taxi en la colonia La Sosa, de esta ciudad.
El autobús de la ruta Los Pinos-Mercado, con registro 080, conducido por Ricardo Romero, tenía unos cinco minutos de haber salido de la terminal de buses, ubicada en la misma colonia, frente a un centro educativo.
Tres cuadras había recorrido la unidad de transporte, con rumbo al centro de la capital, cuando dos sujetos a bordo de una motocicleta se pusieron a la par del bus y las ráfagas de disparos se hicieron escuchar por toda la zona.
El cuerpo del motorista quedó sobre el asiento, mientras que el del ayudante sobresalía de la unidad a través de una de las ventanas de adelante. Eran las 3:10 de la tarde.
Ya había recibido amenazas
Ricardo Romero y su ayudante o cobrador, identificado como Darwin Martínez, fueron abatidos a disparos en un abrir y cerrar de ojos, ante la mirada impávida de algunos transeúntes del sector conocido como Plan de Los Pinos.
El joven motorista de 27 años de edad perdió el control de su vehículo y se fue a detener al bordillo de la calle, aún con el motor encendido.
Al tener su domicilio en la colonia Los Pinos, los parientes de ambos fallecidos llegaron a los pocos minutos, rompiendo en llanto al ver la dantesca escena en la que sucumbieron sus deudos. El padre de Ricardo, quien se hizo presente al lugar del doble asesinato, confesó que “ayer (martes) había recibido amenazas”, pero no interiorizó en las mismas.
Manifestó que su hijo era padre de tres hijos y que tenía muchos años de trabajar en el transporte. Entre tanto, Darwin Martínez, de 18 años de edad, el miércoles laboraba para esa unidad de transporte porque el cobrador asignado no lo pudo hacer ese día.
El rubro del transporte en el país es asediado por las maras y pandillas, en exigencia del cobro de extorsión a cambio de preservar sus vidas; no se descarta que estos asesinatos se deban a la misma situación.