El dolor de perder a un hijo es uno de los más difíciles de sobrellevar. Esta tragedia la comprende ahora la madre de Brayan Antonio Barahona Ferrera, el policía de 26 años de edad asesinado la madrugada de este miércoles en la colonia Los Pinos de la capital de Honduras.
La humilde señora de canas pronunciadas, vestida con una camisa color verde, pantalón jean azul y zapatos negros, lloraba desconsoladamente en las afueras de la morgue capitalina, hasta donde trasladaron los restos del agente policial quien falleció a causa de siete impactos de bala.
La madre del oficial se hizo acompañar de su nuera, una joven con la que Brayan procreó una niña, el fruto de esa relación ahora se convierte en lo único que le recordará a esta adolorida madre a su hijo a quien recuerda como un hombre de bien.
Entre lágrimas y con un sentido nudo en su gargante, esta señora contó que el pasado 31 de diciembre conversó por teléfono con su vástago, ya que él no quiso salir pues tenía que trabajar al siguiente día.
'Me dijo: Mami, aquí estoy solito en mi cuarto, durmiendo', dijo entre amargas lágrimas la madre. '¿Va salir, mijo?', asegura haberle pregunado. 'No, porque mañana me toca trabajar. Solo la llamaba para decirle feliz Año Nuevo', describió una inconsolable señora mientras era abrazada por su nuera.
El dolor incrementa para esta familia en pleno inicio del 2017, ya que el próximo viernes espeaban la visita del ahora fallecido. 'Tenía un carrito que iba arreglar para llegar el viernes que tenía libre', finalizó diciendo la mamá.