Elementos de la Policía Nacional de Honduras se bajaron sus armas y olvidaron el brillo de sus botas para apoyar al entierro de un joven cobrador de buses, en cuyo velorio perdieron la vida cuatro personas tras una balacera perpetrada por varios sicarios.
El hecho violento se registró la madrugada de este martes en la colonia Mirador de Oriente, ubicada en el oriente de la capital de Honduras, Tegucigalpa, donde también cuatro personas resultaron gravemente heridas y pelean por su vida en el Hospital Escuela Universitario (HEU).
El trabajo de los agentes de seguridad comenzó solo minutos después de que se perpetrara la nueva masacre en la capital, donde se hicieron presentes para brindarles seguridad a los asistentes en el velatorio y a la familia de Iván Ramírez, a quien habían asesinado la madrugada del lunes en su propia casa.
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Tras el violento hecho, los atemorizados vecinos, quienes también perdieron a sus familiares en la masacre, dejaron solo el féretro de Ramírez y tuvo que ser trasladado al centro comunal en horas de la mañana por el miedo de regresar a su hogar que se convirtió en una escena del crimen.
Posteriormente, el cadáver del joven fue llevado para darle sepultura al cementerio El Durazno, en la salida al norte de la capital, y custodiado por elementos de la Policía Nacional, quienes también se encargaron de enterrarlo, debido a la poca asistencia de personas que llegó al campo santo.
Los uniformados hicieron sus armas a un lado y empolvaron sus botas con el fin de brindar ayuda y apoyo necesario a los familiares del cobrador de buses, quienes quedaron solos debido al pánico que les rodea tras la masacre registrada este martes en la madrugada.