Sucesos

Reforma al artículo 332 puso alto a tatuajes de maras

Antes para los mareros y pandilleros era una regla el uso de los tatuajes, ahora la nueva disposición es lucir en forma regular.

02.09.2014

Tegucigalpa, Honduras

La reforma al artículo 332 del Código Procesal Penal ha puesto fin a los tenebrosos tatuajes en las maras y pandillas en el país. Esa costumbre que tenían los miembros de la pandilla 18 y la mara MS cambió en el 2005 durante el gobierno del presidente Ricardo Maduro, en que se endurecieron las penas contra esas asociaciones ilícitas.

Con la aprobación de la Ley Antimaras se sanciona con una pena de nueve a doce años de prisión y una multa de 10,000 a 200,000 lempiras a jefes o cabecillas de maras, pandillas y demás grupos que se asocien con el propósito permanente de ejecutar cualquier acto constitutivo de delito.

Con la misma pena de reclusión rebajada a un tercio son sancionados los demás miembros de esos grupos.

Antes del endurecimiento de la Ley, era como algo obligatorio en las dos asociaciones ilícitas que se tatuaran el cuerpo y era fácil para las autoridades identificar a sus integrantes.

Expertos en el tema han detectado que cada tatuaje alusivo a las maras representa emociones que a ellos les ha tocado vivir o una actividad violenta.

Adiós a los tatuajes

Un oficial de inteligencia explicó que a raíz de la reforma, una de las principales persecuciones que inició la Policía era por los tatuajes y era fácil poder detectar a los mareros y pandilleros.

Agregó que entre el 2005 y el 2006 hubo una orden de los principales cabecillas que los nuevos miembros no se tatuaran y a “no lucir la pinta tradicional”, como eran los pantalones y las camisas holgadas.

Se les ordenó que usaran ropa más común para que se confundieran dentro de la población.

Además, habían audiencias en los tribunales de justicia donde se presentaba a los detenidos por asociación ilícita y una de las pruebas de ese delito eran los tatuajes.

“Los principales indicios eran portar un tatuaje, tal vez tenían números o algo alusivo a la agrupación”, expresó.

Prosiguió que a partir de eso, los mareros y pandilleros miraron que era un fuerte lo que llevaba el Estado de Honduras, por lo que empezaron a cambiar la vestimenta, a dejar de tatuarse y “no lucir la pinta tradicional”.

Esas, dijo, fueron disposiciones de las agrupaciones.

Actualmente, los viejos miembros de esas agrupaciones se ven obligados a vestir camisas mangas largas con botones hasta el cuello, incluso, algunos con gorras cuando tienen tatuajes en la cabeza.

El oficial dijo que esto dificulta en parte a la Policía poder identificar a un miembro de mara o pandilla, porque ahora pasan más desapercibidos.