TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Dos hombres jóvenes fueron encontrados muertos en horas de la mañana de este lunes en el desvío de la aldea El Horno, Santa Ana.
Los hombres más temprano habían sido raptados desde sus hogares. Uno de los cadáveres correspondía a Elí Jafeth Hernández Guillén, de 18 años de edad, quien era cobrador de un bus de Santa Ana. Mientras que el otro cuerpo fue identificado como Gary Bryan Hernández Guillen (32) quien trabajaba como albañil o haciendo viajes. Era padre de varios niños.
Ambos residían en el Caserío La Ciénega, Aldea La Bodega, Municipio de Santa Ana, departamento de Francisco Morazán, de donde fueron raptados por falsos agentes de la DPI, según familiares.
Cómo los raptaron
“Son mis dos hijos” comenzó diciendo Carlos Augustín Hernández, padre que vivió horas de angustia desde el rapto de sus hijos en horas de la madrugada de este lunes en la aldea La Ciénega, Municipio de Santa Ana, departamento de Francisco Morazán.
“Nosotros estábamos acostados, a las 12 en punto llegaron unos hombres con uniforme de la DPI, pero cuando yo los miré que todos andaban con tenis blancos, yo dije -estos no son policías-”, relató Carlos contando cómo había sucedido el rapto desde tempranas horas de este lunes.
El doliente progenitor continuó relatando que “cuando entraron nos tiraron al suelo, sólo dijeron -¿Dónde está Bryan Alexander?-, entonces le digo, aquí no hay ninguno. En eso uno de ellos (secuestrador) dijo -”este es, este cipote sólo tiene 18 años, el trabaja en un bus de cobrador-”.
De ahí los criminales agarraron a uno de los jóvenes y procedieron a llevárselo, según contó el padre esta pesadilla “lo hicieron en cinco minutos”. El primer joven raptado respondía al nombre de Gary Bryan.
El padre de familia después de unos minutos reaccionó “cuando eran las 12:15 a.m, mire el teléfono y dije yo, voy a llamar al 911, me atendieron y me mandaron la patrulla del cruce”, aseguró Hernández.
Los agentes policiales llegaron a las 12:30 al lugar de los hechos, quienes le afirmaron sus sospechas, al notificarle que no eran policías las personas que se habían llevado a su hijo. “Desde ese momento no hemos tenido paz”.
Cuando el reloj marcaba las 6 de la mañana, Don Carlos recibió la llamada, sus hijos habían sido encontrados muertos. “Me dice una hermana -Hermano Carlos sea fuerte, le voy a dar una mala noticia, en el desvío de la montaña están dos muchachos de las características de sus hijos”.
Inmediatamente, el padre junto a su familia se dirigieron al lugar de los hechos y confirmaron que ellos eran. “Nos venimos a encontrar esta lamentable situación”.
“Yo predico la palabra de Dios, soy cristiano-católico, tengo varios años de estar en el camino del Señor, sólo le pido fuerza a mi padre celestial que me de fuerzas en este momento difícil”, dijo el padre de manera casi inentendible y llorando. “Porque después de mi cumpleaños jamás imaginé que me iba encontrar con esta noticia”, finalizó.